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Una mirada al transporte público capitalino
Lourdes Pérez Navarro y
Otmaro Rodríguez (fotos)
lourdes.p@granma.cip.cu
otmaro.rd@granma.cip.cu
Quién pone en duda que el transporte público en la capital ha
dado un giro favorable. Baste con retrotraernos a diciembre del
2006, cuando el número de personas transportadas cada día llegaba
apenas a 450 000, para después volver la vista hacia las cifras
actuales: más de 846 000. Luego detenernos en la vía y apreciar el
ir y venir de nuevos ómnibus, tanto rígidos como articulados.
La
Dirección Provincial de Servicios Comunales, de conjunto con su
homóloga de Transporte, está enfrascada en la reparación de más de
200 paradas. Sin embargo, en algunos lugares la actuación de
ciudadanos inescrupulosos no permite ver los frutos. En esta imagen
tomada en Calzada de Bejucal y calle 100, se observa el “canibaleo”
del techo.
Hablamos hoy de 104 rutas radicadas en 14 terminales —en todos
los municipios, excepto en Centro Habana y La Habana Vieja—,
atendidas por Ómnibus Metropolitanos; y 17 líneas principales
pertenecientes a Metrobús. La ciudad se mueve a buen paso; pero
puede hacerlo mucho mejor.
Como todo lo que empieza, en la marcha por la recuperación del
transporte público hay que ir corrigiendo "tiros", implementando
nuevas fórmulas organizativas y maneras de trabajar.
Si antes la población lamentaba la escasez de ómnibus, hoy, que
los tenemos, cuestiona la calidad del servicio. Cartas, correos
electrónicos y llamadas telefónicas llegados a Granma,
abordan diferentes aristas del problema: violación de frecuencias,
competencia entre los carros por el pasaje, paradas donde no
recogen, falta de limpieza en los carros, insuficiente información
sobre el trayecto de la ruta, vueltos incorrectos o ausentes.
Con tales temas en agenda, fuimos en busca del por qué, del qué y
cómo se hace, o está por hacer.
Un
viaje a la medida
25 de junio. 9:45 a.m. Calles Lacret y Cortina, municipio de Diez
de Octubre. Tras 35 minutos de espera para abordar el P-2, llegan
dos ómnibus juntos. Eloy Carnero Chacón, chofer del carro 716,
asegura que va en tiempo, "el otro está atrasado". ¿Salieron juntos
de la Terminal?, preguntamos. "No, estamos a 12 minutos de
frecuencia".
Desgraciadamente ver estos carros "pegados" —de cualquier línea—
es algo recurrente. Tal proceder no solo alarga el tiempo de espera
y provoca aglomeraciones en las paradas; también motiva competencias
entre los ómnibus por llegar primero para llevarse el pasaje,
mermando así la seguridad vial.
Ya es hora de que los responsables le pongan coto a esta
situación, apunta Lázaro García, víctima de una experiencia similar
en el P-5. "Si son necesarios más inspectores que se formen lo antes
posible; y cuando ocurran estas indisciplinas que tomen medidas con
los choferes o con los expedidores de la Terminal".
Cada
Terminal de Metrobús se distinguirá por su color: Alamar, amarillo;
Santa Amalia, anaranjado; San Agustín, verde; Calvario, rosado;
Mulgoba, azul; Alberro, rojo; y Puente Nuevo, gris.
El personal de inspección tiene entre sus funciones chequear que
el chofer use correctamente el uniforme y mantenga un comportamiento
adecuado (como no fumar en el interior del carro, algo que está
sucediendo), que el ómnibus realice las paradas indicadas y en el
horario establecido, transite con las puertas cerradas, y se efectúe
el cobro del pasaje según lo reglamentado. Los fallos detectados van
a parar a un reporte, lo cual implica una medida contra el
infractor.
Sin embargo el número de inspectores resulta insuficiente; hoy
trabajan 80 en las diferentes líneas, aunque se espera llegar a 400.
Mientras, la Dirección Provincial de Transporte (DPT) de Ciudad de
La Habana opta por una alternativa tecnológica: instalar GPS
(Sistema de Posicionamiento Global) en cada ómnibus.
La experiencia ya empezó por la Terminal de Alberro, en el
municipio de Cotorro. Según explica Daniel Martínez Trillo, jefe del
área de Control de Flota de ese depósito de Metrobús, este
aditamento brinda la posibilidad de controlar diferentes parámetros
sin necesidad de tener a un individuo en la vía. Cada un segundo el
GPS nos da una lectura de todo lo que ocurre en el carro; capta las
señales de apertura y cierre de las puertas, velocidad del carro,
consumo de combustible, detenciones fuera de parada, horarios¼
Es como si tuviera un inspector todo el tiempo a bordo, afirma.
Al concluir la jornada laboral, agrega el especialista,
insertamos el reporte a la tarjeta de circulación del chofer. Esto
nos permite señalar las incidencias y disminuir las indisciplinas.
"Estamos haciendo un esfuerzo muy grande para cambiar el parque,
capacitar al personal e introducir nuevas tecnologías, pero también
hay que garantizar la seguridad vial".
Desde el pasado 25 de mayo, de manera experimental, el ómnibus
número 762 de la línea P-7 tiene ubicado un GPS. Pronto estarán
instalados en los 70 carros de la Terminal de Alberro, que además de
esa ruta atiende el P-1 y el P-2.
Para
el correcto funcionamiento del sistema de GPS en el depósito de
Alberro, especialistas de Geocuba diseñaron una cartografía que
abarca el itinerario de las líneas P-1, P-2 y P-7.
En estos momentos adiestran allí al personal de Control y Gestión
de Flota para trabajar con este sistema, muy diferente al que
utilizaban anteriormente. Hasta ahora el GPS se venía implementando
en bases de camiones y otros vehículos, pero en transporte público
urbano es algo novedoso.
Vale la experiencia, pero urge rescatar el cuerpo de inspectores.
Nada sustituirá a estos: ojos y oídos del director de la empresa. Su
presencia en las paradas constituye barrera ante el descontrol y
garantía de la necesaria disciplina de los transportistas y de la
calidad del servicio, caminos en los que queda buen trecho por
andar.
El tema
del menudo no es una menudencia
Algo que el GPS no puede detectar es si el pasajero paga o cómo
lo hace; si el conductor da el vuelto correcto o lo obvia. En este
terreno necesariamente deben prevalecer la disciplina, la honestidad
y la conciencia de uno y otro.
Actualmente coexisten dos sistemas de cobro del pasaje: alcancía
y conductor; cada uno con sus ventajas y desventajas. Néstor Alonso
Rodríguez, subdirector de Calidad de Metrobús, afirma que se
estudian otras variantes.
Es
obligación del conductor cobrar el pasaje y entregar el vuelto y el
boletín; el pasajero está en el deber de exigírselo, y conservarlo
hasta el final del viaje por si lo requiere el inspector.
Aunque tal como apunta el funcionario todas requieren de un gran
financiamiento, lo problemático del tema exige definir la opción
adecuada, fundamentalmente dirigida a "bajar" el dinero del carro
para evitar así que este sea manipulado por la tripulación.
Mientras, chofer y conductor tienen la obligación de exigir el abono
del pasaje; y el pasajero, de pagarlo.
Hay otras experiencias que quizás valdría la pena valorar y es la
posibilidad de que las personas paguen de antemano los viajes que
realizarán mediante la compra de tickets o tarjetas.
El especialista recuerda que "la alcancía funcionó años atrás y
todo el mundo sabía que había que montar con el menudo a mano". ¿Por
qué ahora es diferente? Algunos aducen falta de moneda fraccionaria
en bancos y entidades de Comercio y Gastronomía. Es por ello que la
DPT realiza coordinaciones con estas instituciones para revertir la
situación y no constituya un obstáculo para el abono del precio del
transporte público —de tan solo 40 centavos—, subsidiado por el
Estado.
Nada justifica a quien pasa junto a la alcancía como si esta no
existiera, deposita una cantidad inferior al costo del pasaje o
introduce una moneda extranjera, arandela u otra pieza. En un
recorrido por varias terminales, Granma captó imágenes de una
nueva modalidad: ciudadanos inescrupulosos pretenden multiplicar el
valor del billete partiéndolo en dos. Más allá de la indisciplina
social este actuar constituye delito.
El
dinero recaudado se invierte en la modernización y mantenimiento del
transporte público. ¿Por qué echar billetes partidos, monedas
extranjeras u otros objetos en las alcancías?
Tampoco hay justificación para los conductores que tienen el
"hábito" de no dar el vuelto; mucho menos maltratar al pasajero que
—con todo su derecho— exige el cambio. Aunque continúan reportándose
casos, la DPT ha puesto en práctica medidas para contrarrestarlos.
Según informa Guillermo Fonte Roldán, subdirector energético de
la Empresa Provincial de Ómnibus Urbanos, han creado equipos
supervisores en los que participan directivos de la entidad. Abordan
los carros y observan la actuación de la tripulación. "Hemos
detectado violaciones que luego analizamos en asambleas con los
trabajadores y tomamos medidas severas, algunas de separación
definitiva del centro".
El dinero recaudado en la transportación pública ha de seguir un
único destino: modernizar e incrementar el servicio, y hacerlo con
calidad.
Actualmente se trabaja en la creación de un centro de colecturía
central atendido por la Agencia de Seguridad (AGES), del Ministerio
del Transporte. En este lugar se efectuará el conteo de la
recaudación de todas las terminales bajo la supervisión de un
circuito de cámaras de seguridad, lo cual constituirá un sistema
totalmente auditable.
Que lo
sucio no empañe lo bueno
En su carta a nuestro diario, el lector Gianni Torrente califica
a los ómnibus articulados Yutong como "de los mejores que hemos
adquirido en años: diseño interior espacioso, de bajos peldaños,
buena iluminación, música, asientos acogedores, algunos marcados en
colores diferentes para personas discapacitadas, etc."; y alerta de
su necesaria conservación y limpieza.
Silvestre
Alfonso, administrador del depósito de Alberro, muestra la nueva
máquina fregadora.
Sobre este tema tan recurrente, Néstor Alonso admite que las
tecnologías adquiridas demandan un alto nivel de exigencia. "Esto es
una revolución dentro de nuestra organización. Antes, con seis o
siete empleados limpiábamos los ‘camellos’, ahora necesitamos muchos
más. El recurso humano está, pero tenemos que ir a nuevas formas de
organización, hay que dar un salto de calidad".
Los materiales se han ido garantizando. En estos momentos todas
las terminales poseen recursos que les permiten asumir la limpieza
interior y exterior de los carros: frazadas, escobas, botas de agua
y capas para los fregadores, detergente, desincrustante,
aromatizantes.
Además fueron adquiridas ocho bombas industriales (cada una con
10 tomas de agua), de las cuales ya una está en el depósito del
Calvario, y cuatro máquinas fregadoras chinas destinadas a las
terminales de Alberro, San Agustín, Santa Amalia y Mulgoba, lugares
donde ejecutan la obra civil para poder instalarlas. Paulatinamente
se comprarán otras, a fin de que cada Terminal tenga la suya. De
esta manera resulta injustificable observar los ómnibus carentes de
la más elemental limpieza.
El
jefe de la Planta de Fregado de la Terminal de Palatino, Félix Díaz
Muñoz, asegura que poseen todos los recursos para la limpieza de los
ómnibus.
También la población, como usuaria y beneficiaria de este
servicio, debe poner en práctica las reglas de la higiene.¿Acaso no
vemos colillas tiradas en los pasillos, cuando está prohibido fumar
en su interior? ¿O montamos llenos de arena en los vehículos al
regresar de las playas? Recuerdo el día que abordé un P-6 "nuevo de
paquete", haber visto a un ciudadano subir con una jaba con
calamares, chorreando el líquido por el pasillo. Acciones como estas
opacan el confort e imagen de los nuevos ómnibus, que durarán cuanto
seamos capaces de cuidarlos.
Los recursos necesarios para garantizar el tema de la limpieza
están en manos de los trabajadores de Transporte. Existen, además,
las formas de estimular —mediante el sistema de pago por resultados—
la eficiencia en la labor del personal responsabilizado con esa
tarea. Queda por tanto a la Administración cumplir cabalmente sus
responsabilidades, y rescatar y elevar la organización, la
disciplina, el control y la exigencia. Solo así será palpable y
duradera la calidad del servicio de transporte público de pasajeros.
Cómo llegar adonde vamos
La
información al cliente está prevista en una amplia gama. En los
ómnibus Yutong ya fue instalada una banderola lateral derecha que
menciona los lugares importantes por donde pasa la línea; para los
de marca Liaz se prepara una de mayor tamaño, pues la original es
pequeña.
Está dispuesto ubicar pegatinas (esquemas de paradas) en el
interior de cada carro en cuanto se "asienta" la línea, es decir, al
quedar definitivamente seleccionadas las paradas. Todas las rutas de
las terminales de San Agustín y Alberro las poseen; se confeccionan
las de Santa Amalia y Mulgoba.
Dentro del ómnibus debe ir, además, un plano general del
recorrido de las 17 líneas de la red principal, incluido el PC, que
no tiene número. Saldrán también a la venta los plegables
informativos.
En las paradas serán colocadas pancartas que informarán las rutas
que por allí transiten, horarios, el plano general de la red y un
número telefónico para recibir informaciones y plantear incidencias,
quejas y sugerencias. Las primeras se instalarán en el tramo
comprendido entre Cerro y Boyeros y la Terminal de Ómnibus
Nacionales.
Esto sucederá en cuanto quede habilitado el teléfono 18-820. La
llamada será gratuita y permitirá al viajero obtener información
—por ejemplo, llamar desde una parada y preguntar qué ruta le sirve
para trasladarse a determinado lugar.
También el empleo adecuado del sistema de audio del ómnibus
permitirá brindar al pasajero datos acerca de la trayectoria.
Según explicó Jorge Luis Osorio Serrano, especialista de Calidad
e Imagen de Metrobús, preparan un grupo de pegatinas que estarán
localizadas dentro del ómnibus dirigidas al cuidado del mismo; por
ejemplo: no sentarse en la zona del acordeón, ni fumar, comer o
llevar animales vivos en el carro. Otras señalarán una decena de
asientos destinados a impedidos físicos, embarazadas, mujeres con
niños pequeños y personas de muy avanzada edad. |