Adigio
Benítez no quiso estar ausente de la conmemoración en su ciudad del
aniversario 55 del asalto al Moncada. Es por ello que este gran
artista cubano, merecedor del Premio Nacional de Artes Plásticas
2002 por la obra de toda una vida, llenó el espacio de la galería La
Confronta, en Santiago de Cuba, con 32 obras suyas —21 pinturas y 11
dibujos—, que cubren un periodo de intensa actividad entre 1990 y la
actualidad, aunque entre el último género hay piezas de los ochenta.
El título de la muestra es elocuente: Retorno a la ciudad.
Y es que Santiago siempre está en la memoria del artista, en la
matriz de sus años de iniciación y en la asunción de las raíces
históricas. Como recuerda Surnai Benítez en las palabras del
catálogo de la exposición, se trata de un entorno que influyó en "su
humanismo y sentido del deber patrio, su eticidad y compromiso
social con las causas justas, su visión siempre optimista del lado
de la vida y la verdad (...) seguramente inspiraciones que vienen de
la tradición familiar; de Doña María Caridad Jimeno su madre,
desbordada de ternura, con sus platos de natilla y canela para toda
la familia, y de Don Antonio Benítez, su padre, de cultura universal
y autodidacta, hombre de sólidas convicciones socialistas que
alumbraba el pensamiento con sus reflexiones, militante del primer
Partido Comunista de Cuba, allá por los años treinta y al que Adigio
se afilió al cumplir los 18 años".
El maestro ha dado en estos últimos tiempos muestras de enorme
vitalidad creadora: sin perder su línea fundamental ha roto
esquemas, desafiado figuraciones y jugado libremente con los
referentes artísticos. Como en su momento dijo el crítico y pintor
Manuel López Oliva, Adigio consigue "las representaciones apropiadas
para exteriorizar la realidad conocida por conducto del lenguaje
lírico de la fantasía". Ello, precisamente, es lo que transmiten las
imágenes que ha puesto a disposición de sus coterráneos
santiagueros.