Miriam
Ramos integra la vanguardia de cantantes nuestras que en las últimas
décadas han centrado la atención por su alto nivel interpretativo,
cultivar un repertorio de buen gusto y ser fiel a una identidad.
Fue en 1963 que Miriam (La Habana, 6 de mayo de 1946) ingresó en
el Coro Polifónico Nacional, dirigido por el maestro Serafín Pro.
Luego debutó como solista, en 1964. También componía, cantaba sus
vivencias y una guitarra formaba parte de su imagen. A partir de su
actuación en el Festival Internacional de la Canción de Varadero
1967, su participación en eventos y escenarios internacionales se
hizo frecuente: en 1969 asistió al Orfeo de Oro (Bulgaria), al que
siguieron el Sopot (Polonia), Sochi (antigua Unión Soviética), Tokio
(Japón) y otros. Con su ingreso a la Nueva Trova en 1975, deviene
intérprete descollante de este movimiento renovador de nuestra
música.
Entre sus huellas perdurables se hallan el álbum Estás conmigo,
fonograma en el que rinde homenaje a Bola de Nieve con Andrés Alén
al piano, Gran Premio Cubadisco 1999, y sus memorables versiones de
éxitos del Benny como Mi amor fugaz, y ¡Oh, vida!
Su nivel interpretativo está también sustentado en la superación,
que ha sido una constante en ella, desde sus estudios en el
importante Seminario de Música Popular y en la Escuela Ignacio
Cervantes.
Por todo ello fue merecida la entrega del Premio Amadeo Roldán,
el más importante que concede la Asociación de Músicos de la UNEAC y
otros reconocimientos, otorgados en la presencia de Roberto Valera,
vicepresidente, y Nancy Morejón, presidente de la Asociación de
Escritores.
Porque como subrayó su colega Marta Campos, vicepresidenta de la
Asociación de Músicos, "son 45 años de buena canción".