El fonograma, producido por Tony Pinelli y Gloria Ochoa, registra
una manera viva de entender el género que identifica musicalmente la
tradición de la antes llamada Isla de Pinos, hoy rebautizada como
Isla de la Juventud.
Entre los temas de mayor pegada se encuentran Yo quiero bailar
con María Elena, y Santa Fe, pueblo querido.
Lo que en un inicio se conoció con el nombre de rumba, rumbita y
cotunto, adquirió el nombre de sucu suco hacia los años veinte del
siglo pasado, en atención al rallado de la bandurria y el arrastre
de los pies sobre las tarimas de madera en los bohíos y conucos
donde se celebraban las fiestas campesinas. A fin de cuentas es una
variante local del son.
La abuela de Mongo, una recia mujer llamada Bruna, se cuenta
entre las pioneras en el desarrollo del género.
Quienes han estudiado su coreografía señalan que de acuerdo con
la tradición se baila en grupos de pareja enlazada, con un brazo del
hombre en la espalda de la compañera y el otro extendido y enlazado
con el de ella; pero que no es de buen ver que se muevan hombros ni
caderas. El barrido de los pies es decisivo en el marcaje del ritmo.
Mongo acaba de protagonizar un elogiado mano a mano con Eliades
Ochoa, en el Salón Rosado Benny Moré, de La Tropical, ocasión que
aprovechamos para conversar con este carismático laudista y
cantante.
¿Qué valoración le merece el disco? ¿Fue muy complicado hacerlo?
"Estas grabaciones pienso que reflejan de una manera bastante
fiel el trabajo que estamos desarrollando en la actualidad para que
el sucu suco no sea solamente un asunto folclórico sino una música
que tenga que ver con el día a día de los pineros y, si fuera
posible, de todos los cubanos. En este empeño fue importante contar
con el apoyo de Gloria Ochoa y la dedicación de Tony Pinelli, porque
como músico entiende muy bien nuestra obra. Nos gustó mucho grabar
en los Estudios Eusebio Delfín, de Cienfuegos, donde se logra un
magnífico estado de ánimo. Quisiera que el disco se escuchara más en
Cuba, pues por noticias que me llegan ha recibido una buena
aceptación en el exterior. Espero que Tony nos siga apoyando".
¿Cómo valora usted que obras suyas se estén escuchando a nivel
internacional?
"Es lo mejor que me podía pasar y me hace sentir honrado. Debo
aclarar que uno no trabaja para trascender, sino para servir a
quienes te rodean, pero si lo que tú haces llega a representar a la
música cubana más allá de nuestra tierra, puedes sentir una
satisfacción más grande todavía".
¿Cómo se lleva el sucu suco con otras variantes del son?
"De lo mejor. Cada sonero tiene su estilo y responde a lo que
tiene detrás de sí. Lo que nos une es el amor a la música cubana más
auténtica. Usted mismo lo ha visto: entre Eliades Ochoa y Mongo
Rives no hay competencia. Al contrario, los músicos salimos ganando
y el público también".
¿Tiene futuro el sucu suco?
"¡Cómo no! Cuando la juventud lo escucha, se queda prendada y lo
baila".
¿Se ve usted como parte de ese futuro?
"Por supuesto. Por eso me ven afilando a los jóvenes que tengo en
el Septeto Pinero para que puedan seguir promoviendo lo mejor de
nuestras raíces".
¿Entonces considera que sigue siendo el Rey del sucu suco?
"Sí. Hasta la muerte. Porque sin vivir ajeno al contexto musical
actual, sigo fiel a los valores de un género que he defendido
tanto".