El uso sistemático de un plaguicida orgánico elaborado por
campesinos de la provincia cubana de Villa Clara a partir de hojas
de cedro, cardón, cundeamor y anamú, sustituye importaciones y no
afecta el medio ambiente.
La sustancia controla de manera natural las plagas que más atacan
los sembrados de vegetales y hortalizas conocidas como mosca blanca
y salta hojas, mientras la lozanía de las plantaciones redunda en
mayores rendimientos agrícolas.
Elio Batle, inventor del biopreparado, informó a la AIN que con
este plaguicida no se requiere el empleo de productos químicos
ofertados en el mercado internacional, con lo cual se ahorra un
promedio de mil 500 dólares por caballería.
Luego de un año de empleo constante en el cultivo de lechuga,
pepino, tomate y habichuela se lograron colectas de alta calidad,
agrega el miembro de la Cooperativa de Crédito y Servicios Armando
Pereira, de esta provincia.
El costo de producción es muy bajo, pues solo requiere un envase
donde depositar en agua las plantas una vez trituradas, este líquido
debe conservarse en un lugar seco para que no pierda sus
propiedades.
Los sembrados deben ser fumigados una vez por semana desde que
las posturas nacen hasta que alcanza la edad adulta y en caso de
intensas lluvias debe aplicarse de nuevo porque el arrastre del agua
disminuye su efecto.
La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en Villa Clara
inició hace más de 10 años el movimiento agroecológico en el país,
mediante el cual se han generalizado técnicas naturales de cultivo,
protección y nutrición del suelo y el control biológico de plagas y
enfermedades