Una breve visita a Georgia de la
secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, confirma hoy
las ambiciones geopolíticas de Washington en el espacio
postsoviético y el doble rasero en su valoración de la democracia.
Estados Unidos apoya firmemente las aspiraciones de Tiflis de
ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y
la decisión de presentar su adhesión al Plan de Acción de esa
alianza, aseguró Rice ante la prensa.
A diferencia de algunos aliados europeos, prudentes ante las
reiteradas preocupaciones de Rusia por su seguridad nacional, Rice
afirmó que la Cumbre de la OTAN en Bucarest declaró inequívocamente
que el futuro de Georgia está en ese bloque.
Interrogado acerca de las afirmaciones de Rice, el ministro ruso
del Exterior, Serguei Lavrov, reiteró la preocupación de Moscú sobre
la participación georgiana en el plan que le abriría las puertas a
la entrada en el pacto noratlántico.
Con pesar escuchamos cómo la señora Rice habla del ingreso de
Georgia en la OTAN como una solución de su diferendo con Osetia del
Sur y Abjasia, subrayó.
La Federación Rusa, por el contrario, considera que este paso
podría borrar cualquier posibilidad de arreglo del conflicto de
Tiflis con Sujumi y Tsinvali, concluyó el canciller.
Otra muestra de los intentos de Washington de ganar más
protagonismo en el arreglo de los antagonismos de Tiflis con las
separatistas Abjasia y Osetia del Sur, son las referencias de Rice
al papel de Moscú como mediador en la región.
La visitante se expresó tendenciosamente en relación con las
fuerzas pacificadoras rusas e insistió únicamente en la integridad
territorial de Georgia, sin referirse a los ataques registrados en
los últimos días contra las autoproclamadas repúblicas
independientes.
Por su parte, la Cancillería rusa confirmó que un vuelo de
aviones de combate de las fuerzas mediadoras el 9 de julio pasado
sobre territorio de Osetia del Sur sirvió para frenar una agresión
directa de tropas georgianas.
En adición, el presidente del Comité de Relaciones
Internacionales de la Duma estatal rusa (cámara baja del
Parlamento), Konstantin Kosachov, calificó de cínica la postura de
la Casa Blanca.
La administración del presidente George W. Bush persigue
intereses propios en cualquier región del globo terráqueo, e
incluso, para lograrlos, llega a provocar conflictos, denunció.
El diputado ruso advirtió que el apoyo a Tiflis exclusivamente
desde el punto de vista de su integridad territorial, envalentona a
los sectores encabezados por el mandatario georgiano, Mijail
Saakashvili, quienes asumen posturas cada vez más agresivas.
Washington apoya a Georgia y no a la solución del conflicto,
porque le conviene que Rusia se vea obligada a intervenir en una
conflagración en las cercanías de sus fronteras, indicó.
Kosachov resaltó que después le resultará fácil mostrarse como la
superpotencia capaz de impulsar una solución política.
En realidad, los pueblos de Georgia, Osetia del Sur y Abjasia son
víctimas del cinismo de los políticos estadounidenses, sostuvo el
parlamentario, quien exhortó a Washington y al Consejo de Seguridad
de la ONU a contribuir verdaderamente a un arreglo pacífico en
Georgia.
Durante su estancia en esa república transcaucásica, Rice también
se reunió con dirigentes del Partido Laborista, integrante del
Frente Unido, que acusa a Saakashvili de fraude en los comicios que
lo reeligieron y en las parlamentarias realizadas posteriormente.
En otra muestra del doble rasero con que los gobernantes
estadounidenses valoran un mismo asunto según se trate de aliados o
adversarios, la secretaria de Estado halló una justificación para su
hombre de Tiflis.
Georgia es una democracia joven, que da sus primeros pasos. Esta
no se construye de un momento para otro, y todavía hay mucho que
hacer, respondió a las denuncias de sus asombrados interlocutores.