La medida obedece a la opinión de líderes republicanos y del
propio personal de la campaña de que se carece de un mensaje
político claro, que la toma de decisiones se complica demasiado, que
los eventos se preparan mal, que se ha priorizado excesivamente la
recaudación de fondos por encima de la esencia política de la
campaña, entre otras razones. Según comentarios de prensa, el propio
Schmidt, luego de algunas semanas en el cuartel general de la
campaña, le planteó a McCain que de continuar en el mismo rumbo,
estaba condenado a perder las elecciones de noviembre.
Al ubicar a Schmidt en un lugar prominente en el equipo, queda
disminuido el papel de Rick Davis, quien la dirigió desde un año
atrás, cuando la aspiración de McCain estaba al borde del fracaso
para después recuperarse y ganar la lucha por la nominación. Se
espera que se reorganice todo el funcionamiento interno, plagado por
disputas internas entre sus integrantes y la renuencia del propio
McCain para tomar decisiones que definan claramente
responsabilidades y líneas de mando.
Pero lo más relevante de la designación de Schmidt quien hasta
fecha reciente estuvo acompañando a McCain en sus viajes, está en su
estrecha vinculación con Karl Rove, principal estratega de las
campañas presidenciales de Bush en el 2000 y 2004. Otras personas
ligadas a Rove, tales como Greg Jenkins y Nicole Wallace (ambos
trabajaron en la del 2004 y en la Casa Blanca) pasan a desempeñar
importantes papeles.
Los movimientos en el equipo de campaña ofrecen señales de un
papel más influyente de Karl Rove en la orientación de la misma. Se
reorganizará la forma de dirigirla para que funcione de manera más
centralizada y vertical, a la manera de la de Bush en el 2000 y
2004. Ya Schmidt comunicó esta decisión a los 11 administradores de
los comités regionales de campaña electoral.
Donde no se esperan modificaciones es en la definición sobre los
estados donde se pondrán los esfuerzos principales. La idea es
mantener el mismo esquema de ganar en los 30 estados que le dieron
la victoria a Bush en el 2004 (en la materialización de esta idea,
la asesoría de Rove, aunque sea indirecta, podrá ser de utilidad),
pero con determinados ajustes ante las nuevas circunstancias
políticas.
Entre los ajustes, la campaña de McCain se propone ganar dos
estados "morados" que fueron ganados por John Kerry en el 2004:
Washington y New Hampshire (en este último McCain cuenta con una
buena base política) y tiene planes de trabajar en otros diez
estados "azules", en cuatro de los cuales deberán concentrar los
esfuerzos principales: Pennsylvania, Michigan, Wisconsin y Minnesota.
Los otros seis "azules" estarán en un segundo nivel de prioridad
porque las posibilidades de obtener la victoria son más remotas:
Maine, Connecticut (en este estado cuenta con el apoyo del senador
demócrata independiente Joseph Lieberman), New Jersey, Delaware,
Oregon y California.
McCain defenderá un grupo de seis estados "rojos" sureños:
Virginia, North Carolina, Georgia. Florida, Mississippi y Louisiana
(especialmente los tres primeros) y uno de la zona montañosa del
Oeste: Montana.
Tal como en el caso de los planes de Obama, esta estrategia
refleja el mejor escenario que puede esperar la campaña de McCain,
pero resulta una "misión imposible" lograr un éxito del ciento por
ciento. Desde el punto de vista de los estados, y tomando en cuenta
la forma en que cada candidato se proyecta, la lucha por la
presidencia debe ser una batalla bien cerrada.
En contraste con los problemas organizativos que presenta su
campaña, McCain se encuentra en una situación cómoda desde el punto
de vista financiero, tomando en cuenta su decisión de acogerse al
financiamiento federal y los recursos que le aportará el Comité
Nacional Republicano (CNR) y el apoyo a su propaganda de los
llamados grupos independientes. Los últimos datos registrados por
las campañas de los candidatos ante la Comisión Federal Electoral
indican que en mayo tuvo su mejor recaudación mensual y, sumando los
fondos del CNR, disponía de 85 millones de dólares en caja. De
hecho, el CNR tenía más de 30 millones de dólares más que del Comité
Nacional Demócrata.
El papel de Schmidt en la campaña se hizo sentir desde finales de
junio y está plasmado en un memorando que por esa fecha envío a la
prensa, titulado: "Patria primero versus partidismo egoísta". El
documento está dirigido a presentar a McCain como un patriota que
pone los intereses del país por encima de los personales, mientras
que caracteriza a Obama como una persona que "durante su tiempo en
la escena nacional ha colocado constantemente en primer lugar los
intereses de su partido y de su persona". Pone como ejemplos, las
posiciones asumidas por Obama recientemente con respecto a la
energía, la guerra en Iraq y la no aceptación de fondos públicos
para sufragar los gastos electorales.
En el documento, Schmidt alega que los problemas del país no son
producto de la actuación de la administración Bush ni de la del
Congreso dominado por los demócratas, sino porque los políticos en
Washington trabajan por los intereses propios y los de sus partidos.
La línea de Schmidt fue rápidamente aceptada y reflejada en diversas
declaraciones posteriores de McCain, Karl Rove y Mitt Romney.
En la nueva etapa de la campaña electoral posterior al 4 de julio
y hasta la Convención, el énfasis principal de McCain debe ser
puesto en la economía, según declaró Charlie Black, uno de sus
principales asesores. Se atacará a Obama por pretender elevar los
impuestos, por oponerse a eliminar la prohibición de la exploración
petrolera en aguas costeras y profundas y por oponerse a la
suspensión durante el verano del impuesto a la gasolina. Sin
embargo, no se espera que la campaña de McCain presente ninguna
propuesta sustancial sobre el tema económico.
La reelaboración de la plataforma del Partido Republicano que
deberá ser aprobada en septiembre por la Convención Nacional
Republicana, es otro asunto que ocupa la atención de McCain. Es un
reflejo de que aún requiere consolidar la unidad entre los distintos
grupos republicanos, que no pudo lograrse anteriormente porque la
etapa de primarias republicanas concluyó muy temprano, a todos los
efectos prácticos.
La plataforma aprobada en la Convención del 2004 consta de 100
páginas y en 91 de ellas se menciona a George W. Bush, lo cual es
necesario variar dado el bajo nivel de aprobación popular con que
cuenta Bush. Además, hay otros temas en los cuales la posición
anunciada por McCain difiere de lo que dice la plataforma o de lo
que desean los grupos conservadores más extremos.
Como ejemplos: la mención al programa de trabajo temporal para
los inmigrantes ilegales a lo cual se oponen grupos conservadores;
la mínima mención al tema del calentamiento global, limitado a una
referencia a "mercados y tecnologías nuevas" y la "fuerte oposición
al Protocolo de Kyoto", mientras que McCain ha dicho que el tema
será un elemento central de su gobierno; la investigación sobre
células madres y el aborto donde los conservadores no quieren el
menor cambio y desconfían de las intenciones de McCain; y la
cuestiones referentes a la guerra en Iraq y la política exterior que
tan impopulares se han vuelto bajo la administración Bush.
Para McCain y los grupos conservadores se hace necesario alcanzar
un terreno común para evitar que el asunto se convierta en un tema
de confrontación durante la Convención Nacional Republicana del 1 al
4 de septiembre.
En lo esencial, a menos de cuatro meses de las elecciones, tanto
demócratas como republicanos tienen delineados sus temas políticos y
delimitados los estados donde se proponen librar las batallas
decisivas. Queda ver ahora en las semanas siguientes cuál será la
efectividad de cada bando en la aplicación de estas concepciones y
el impacto que tendrá cada paso y cada factor a la hora de la
votación.
* El autor es especialista en Relaciones Internacionales y fue
jefe de la sección de Intereses de Cuba en EE.UU. de septiembre de
1977 a abril de 1989.