Elecciones en EE.UU

El plan de John McCain para ganar

RAMÓN SÁNCHEZ-PARODI MONTOTO*

Enfrentado a la tarea de derrotar a un candidato que lo aventaja en la carrera por obtener la victoria en las elecciones presidenciales del próximo 4 de noviembre, el senador republicano John McCain ha tomado medidas para reorganizar su equipo de campaña. La decisión principal fue poner en manos del funcionario Steve Schmidt, de 37 años, las principales responsabilidades por la conducción día a día de la campaña: mensaje político, propaganda, calendario, trabajo de avanzada y operaciones políticas.

Esta imagen no necesita comentarios: McCain rinde honores a Roberto “Macho” Martín Pérez, uno de los más repugnantes vestigios de la dictadura de Fulgencio Batista. Detrás, sonriente con su candidato, el traidor Hubert Matos.

La medida obedece a la opinión de líderes republicanos y del propio personal de la campaña de que se carece de un mensaje político claro, que la toma de decisiones se complica demasiado, que los eventos se preparan mal, que se ha priorizado excesivamente la recaudación de fondos por encima de la esencia política de la campaña, entre otras razones. Según comentarios de prensa, el propio Schmidt, luego de algunas semanas en el cuartel general de la campaña, le planteó a McCain que de continuar en el mismo rumbo, estaba condenado a perder las elecciones de noviembre.

Al ubicar a Schmidt en un lugar prominente en el equipo, queda disminuido el papel de Rick Davis, quien la dirigió desde un año atrás, cuando la aspiración de McCain estaba al borde del fracaso para después recuperarse y ganar la lucha por la nominación. Se espera que se reorganice todo el funcionamiento interno, plagado por disputas internas entre sus integrantes y la renuencia del propio McCain para tomar decisiones que definan claramente responsabilidades y líneas de mando.

Pero lo más relevante de la designación de Schmidt quien hasta fecha reciente estuvo acompañando a McCain en sus viajes, está en su estrecha vinculación con Karl Rove, principal estratega de las campañas presidenciales de Bush en el 2000 y 2004. Otras personas ligadas a Rove, tales como Greg Jenkins y Nicole Wallace (ambos trabajaron en la del 2004 y en la Casa Blanca) pasan a desempeñar importantes papeles.

Los movimientos en el equipo de campaña ofrecen señales de un papel más influyente de Karl Rove en la orientación de la misma. Se reorganizará la forma de dirigirla para que funcione de manera más centralizada y vertical, a la manera de la de Bush en el 2000 y 2004. Ya Schmidt comunicó esta decisión a los 11 administradores de los comités regionales de campaña electoral.

Donde no se esperan modificaciones es en la definición sobre los estados donde se pondrán los esfuerzos principales. La idea es mantener el mismo esquema de ganar en los 30 estados que le dieron la victoria a Bush en el 2004 (en la materialización de esta idea, la asesoría de Rove, aunque sea indirecta, podrá ser de utilidad), pero con determinados ajustes ante las nuevas circunstancias políticas.

Entre los ajustes, la campaña de McCain se propone ganar dos estados "morados" que fueron ganados por John Kerry en el 2004: Washington y New Hampshire (en este último McCain cuenta con una buena base política) y tiene planes de trabajar en otros diez estados "azules", en cuatro de los cuales deberán concentrar los esfuerzos principales: Pennsylvania, Michigan, Wisconsin y Minnesota.

Los otros seis "azules" estarán en un segundo nivel de prioridad porque las posibilidades de obtener la victoria son más remotas: Maine, Connecticut (en este estado cuenta con el apoyo del senador demócrata independiente Joseph Lieberman), New Jersey, Delaware, Oregon y California.

McCain defenderá un grupo de seis estados "rojos" sureños: Virginia, North Carolina, Georgia. Florida, Mississippi y Louisiana (especialmente los tres primeros) y uno de la zona montañosa del Oeste: Montana.

Tal como en el caso de los planes de Obama, esta estrategia refleja el mejor escenario que puede esperar la campaña de McCain, pero resulta una "misión imposible" lograr un éxito del ciento por ciento. Desde el punto de vista de los estados, y tomando en cuenta la forma en que cada candidato se proyecta, la lucha por la presidencia debe ser una batalla bien cerrada.

En contraste con los problemas organizativos que presenta su campaña, McCain se encuentra en una situación cómoda desde el punto de vista financiero, tomando en cuenta su decisión de acogerse al financiamiento federal y los recursos que le aportará el Comité Nacional Republicano (CNR) y el apoyo a su propaganda de los llamados grupos independientes. Los últimos datos registrados por las campañas de los candidatos ante la Comisión Federal Electoral indican que en mayo tuvo su mejor recaudación mensual y, sumando los fondos del CNR, disponía de 85 millones de dólares en caja. De hecho, el CNR tenía más de 30 millones de dólares más que del Comité Nacional Demócrata.

El papel de Schmidt en la campaña se hizo sentir desde finales de junio y está plasmado en un memorando que por esa fecha envío a la prensa, titulado: "Patria primero versus partidismo egoísta". El documento está dirigido a presentar a McCain como un patriota que pone los intereses del país por encima de los personales, mientras que caracteriza a Obama como una persona que "durante su tiempo en la escena nacional ha colocado constantemente en primer lugar los intereses de su partido y de su persona". Pone como ejemplos, las posiciones asumidas por Obama recientemente con respecto a la energía, la guerra en Iraq y la no aceptación de fondos públicos para sufragar los gastos electorales.

En el documento, Schmidt alega que los problemas del país no son producto de la actuación de la administración Bush ni de la del Congreso dominado por los demócratas, sino porque los políticos en Washington trabajan por los intereses propios y los de sus partidos. La línea de Schmidt fue rápidamente aceptada y reflejada en diversas declaraciones posteriores de McCain, Karl Rove y Mitt Romney.

En la nueva etapa de la campaña electoral posterior al 4 de julio y hasta la Convención, el énfasis principal de McCain debe ser puesto en la economía, según declaró Charlie Black, uno de sus principales asesores. Se atacará a Obama por pretender elevar los impuestos, por oponerse a eliminar la prohibición de la exploración petrolera en aguas costeras y profundas y por oponerse a la suspensión durante el verano del impuesto a la gasolina. Sin embargo, no se espera que la campaña de McCain presente ninguna propuesta sustancial sobre el tema económico.

La reelaboración de la plataforma del Partido Republicano que deberá ser aprobada en septiembre por la Convención Nacional Republicana, es otro asunto que ocupa la atención de McCain. Es un reflejo de que aún requiere consolidar la unidad entre los distintos grupos republicanos, que no pudo lograrse anteriormente porque la etapa de primarias republicanas concluyó muy temprano, a todos los efectos prácticos.

La plataforma aprobada en la Convención del 2004 consta de 100 páginas y en 91 de ellas se menciona a George W. Bush, lo cual es necesario variar dado el bajo nivel de aprobación popular con que cuenta Bush. Además, hay otros temas en los cuales la posición anunciada por McCain difiere de lo que dice la plataforma o de lo que desean los grupos conservadores más extremos.

Como ejemplos: la mención al programa de trabajo temporal para los inmigrantes ilegales a lo cual se oponen grupos conservadores; la mínima mención al tema del calentamiento global, limitado a una referencia a "mercados y tecnologías nuevas" y la "fuerte oposición al Protocolo de Kyoto", mientras que McCain ha dicho que el tema será un elemento central de su gobierno; la investigación sobre células madres y el aborto donde los conservadores no quieren el menor cambio y desconfían de las intenciones de McCain; y la cuestiones referentes a la guerra en Iraq y la política exterior que tan impopulares se han vuelto bajo la administración Bush.

Para McCain y los grupos conservadores se hace necesario alcanzar un terreno común para evitar que el asunto se convierta en un tema de confrontación durante la Convención Nacional Republicana del 1 al 4 de septiembre.

En lo esencial, a menos de cuatro meses de las elecciones, tanto demócratas como republicanos tienen delineados sus temas políticos y delimitados los estados donde se proponen librar las batallas decisivas. Queda ver ahora en las semanas siguientes cuál será la efectividad de cada bando en la aplicación de estas concepciones y el impacto que tendrá cada paso y cada factor a la hora de la votación.

* El autor es especialista en Relaciones Internacionales y fue jefe de la sección de Intereses de Cuba en EE.UU. de septiembre de 1977 a abril de 1989.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir