Los
cuantiosos recursos destinados por el Estado para rehabilitar las
conductoras y redes de distribución de agua demandan más calidad en
la conclusión de las obras, y el estricto cumplimiento de los plazos
de entrega.
Tal concepto fue esbozado por los diputados de la Comisión de
Atención a la Industria y las Construcciones, durante un intercambio
con Juan José González, vicepresidente del Instituto Nacional de
Recursos Hidráulicos (INRH), quien habló sobre la marcha de ese
importante programa dirigido a solucionar los problemas de abasto
del vital líquido.
Según explicó González, las principales acciones tienen lugar en
Ciudad de La Habana, Camagüey, Las Tunas, Holguín y Santiago de
Cuba, aunque en menor escala abarcan también a las restantes
provincias. Este año el plan nacional de rehabilitación de redes es
de 424 kilómetros, de los cuales ya están ejecutados 339,7, indicó.
Recordó que debido a las roturas en redes, conductoras e
interiores de las viviendas y centros docentes, productivos o de
servicios, el país pierde como promedio el 60 % de toda el agua
bombeada , incluso, en algunas ciudades ese indicador supera el 70
%.
A pesar de todos los problemas e insatisfacciones, actualmente la
cobertura de agua potable llega a 10,7 millones de cubanos, es
decir, al 95,6% de la población, subrayó.
En el encuentro los parlamentarios se pronunciaron porque tan
colosal esfuerzo no sea empañado por la falta de exigencia, la
chapucería y el mal trabajo. Al respecto, el diputado Carlos Liranza,
presidente de la Comisión, mencionó algunas de las principales
deficiencias detectadas en la ejecución de este programa.
Figuran entre ellas, los hundimientos en las vías por mala
compactación y demora en el tape de las nuevas tuberías, la
existencia de numerosos salideros después de concluidas las
acometidas, lugares donde luego de terminadas las obras de
rehabilitación la población no dispone del servicio de agua por
tubería.