MATANZAS.—
La poetisa Carilda Oliver Labra dijo haber pasado un día muy feliz
en su cumpleaños 86, una felicidad más completa, confesó, porque
estuvo rodeada de amigos y recibió llamadas y visitas de mucha gente
que la quiere.
Eso consuela y hace olvidar el peso de los años, expresó de
exquisito humor.
Carilda es de una resistencia extraordinaria. A su edad se
muestra muy optimista, goza de vitalidad y niega de plano retirarse
de la poesía. Achaques de la visión la privan momentáneamente del
placer de escribir, pero afirma que una vez esté de nuevo bien de
sus ojos volverá a sentarse frente a la computadora para concluir su
novela y emprender otros planes literarios.
Considera que su buen estado es culpa de una vida sana. "Siempre
hice deportes, fui corredora cuando estuve en el Instituto de
Matanzas y luego en la Universidad. Veo la pelota y el voleibol y
soy devota del atletismo. Me gusta el ajedrez, aunque no soy muy
buena jugándolo. El deporte lo hace saludable a uno".
Recuerda con entusiasmo la época en que siendo casi una
adolescente asistía a los pleitos de baloncesto entre Cárdenas y
Matanzas. "Las muchachitas del barrio cargábamos con piedras porque
aquellos partidos siempre terminaban en largas riñas. Era algo casi
cómico, cosas de jóvenes; lo menos importante era quién ganara o
perdiera. Por supuesto, yo nunca tiré una sola piedra".
Esta mujer de amena charla y conversadora locuaz es Premio
Nacional de Literatura y autora de importanes volúmenes, entre ellos
Al Sur de mi garganta y Canto a Fidel, este último
todo un himno de homenaje al máximo líder de la Revolución cubana.
Por estos días pone énfasis en revisar minuciosamente todo lo
escrito a lo largo de casi siete décadas. "Prescindo de todo lo que
considero sin valor para perdurar en el tiempo".
Admite que le gusta la vida activa y estar en contacto perenne
con la gente. "Eso es algo que necesita el poeta. Por eso nunca me
he sentido desamparada, cuento con el apoyo de muchas personas y en
especial de mi esposo, que aunque somos de generaciones distintas
hemos combinado bien hasta ahora".
A pesar de su edad, Carilda no quiere facilitarle nada a la vejez
ni manifiesta miedo a la muerte. "Me siento cómoda en la vida, tengo
esperanzas y pienso en el futuro. Estoy rodeada de mis animales y
mis plantas, y de otras cosas que me satisfacen. Nunca busco la
pelea, aunque como estudié Derecho a veces es imposible eludir la
polémica. "Hacer poesía me ha servido de balance, viviendo la vida
poéticamente encuentro mucho amor. Ni siquiera reparo en la muerte,
nada más pienso en la vida, en mañana, es un defecto que quizás
algún día pueda corregir".
¿Alguna preocupación a cuestas?
"En absoluto. Tengo una vida serena y soy muy afortunada. No hay
mejor dicha para mí que vivir en Cuba y tener Patria."