La llamada directiva de retorno de los inmigrantes, que recibió
369 votos a favor, 197 en contra y 106 abstenciones, autoriza a los
gobiernos, entre otras cosas, a mantener detenidos, durante un año y
medio, solo con una orden administrativa, a los extranjeros sin la
documentación exigida para su radicación en la UE, mientras se
tramita su expulsión.
También establece que los inmigrantes menores de 18 años no
acompañados de sus padres o tutores serán repatriados y que todos
aquellos que sean expulsados no podrán volver a ningún país del
bloque por los siguientes cinco años.
Según Iglesias, la directiva es preocupante, pues "no contribuye
a fortalecer un clima de confianza mutua y de respeto entre el Norte
y el Sur".
Subrayó, además, que es incorrecta la tesis de que la llegada de
inmigrantes a Europa puede ser negativa para los países que la
integran, "ya que no es así, porque esas personas contribuyen de
manera positiva con su trabajo y con su cultura".
La cuestión de las migraciones ocupa un día sí y otro también la
primera plana de los medios de comunicación europeos. En la mayoría
de los casos se trata de críticas al incremento del número de
extranjeros que llegan para trabajar y residir en esta región y, en
menor grado, para defenderlos o informar sobre los problemas que
padecen.
Los más terribles de esos problemas son los que acaban con sus
vidas al intentar llegar por vía marítima en frágiles embarcaciones
y la detención a quienes logran llegar, sea por mar, tierra o aire,
sin contar con papeles y calificados de "ilegales" por los gobiernos
y por muchos medios de comunicación.
La nueva directiva aprobada por el parlamento de la UE diseña un
periodo de "retorno voluntario" para los inmigrantes que carezcan de
permiso de residencia o visado de turistas, lapso que tendrá como
plazo máximo 30 días. Después se les podrá expulsar.
En cuanto se aplique esa norma habrá cientos de miles de
inmigrantes que deberán marcharse forzosamente de la UE. Una
interrogante polémica que se une a esa disposición es qué se hará
cuando se trate de ciudadanos de países de origen que no aceptan las
repatriaciones forzosas.
El ex director del diario La Vanguardia, uno de los tres de mayor
venta en España, Lluis Foix, comentó a ese respecto que el
colonialismo europeo conquistó otros continentes, importó recursos
minerales enriqueciéndose "para que el capitalismo industrial
funcionara sin mayores problemas" y ahora "echa a las personas que
han llegado aquí en busca de horizontes más dignos".
La nueva directiva, apoyada por el Gobierno español del
socialista José Luis Rodríguez Zapatero junto a los demás del bloque
europeo, permitirá que la detención y expulsión de inmigrantes se
haga sin contemplaciones ni derecho a defensa.
Sobre esto, Rogelio López Vélez, director de la Unidad Médica
Tropical del hospital Ramón y Cajal, uno de los más importantes de
Madrid, escribió que a este país han venido muchos inmigrantes en
pocos años dispuestos a trabajar, "adultos y baratos, sin que el
Estado haya tenido que invertir ni un euro en su salud".
Además, señala que a los ancianos dependientes, por causa de
salud o carencia de familias y sin contar con ayudas estatales,
alguien tiene que cuidarlos. "Resulta llamativo que sean las
extranjeras las que cuiden al 90% de los ancianos dependientes
españoles," añadió.
López Vélez se refiere así a las continuas críticas desde
diversos sectores al ingreso de inmigrantes, por considerar que
colapsó la atención en los centros de salud.
Pero las cifras demuestran lo contrario, ya que la aportación
anual de los inmigrantes a las arcas públicas en el 2007 rondó los 5
000 millones de euros (7 800 millones de dólares), pues aportaron 23
400 millones y cobraron 18 600. Esto significa una contribución de
los inmigrantes al crecimiento de la renta anual de cada español de
620 euros (casi 1 000 dólares).
Tomando en cuenta que España tendrá un pronunciado
envejecimiento, ya que la población mayor de 65 años aumentará a la
par de que descenderá la cantidad de personas en edad laboral en
seis millones entre el 2007 y el 2050, el médico hace una pregunta
clave: "¿Si no vienen más inmigrantes, si expulsan a parte de los
que ya están, quién pagará las futuras pensiones (jubilaciones) y
quién nos cuidará"?
Acerca de la directiva que legalizará la detención y posterior
expulsión de inmigrantes sin papeles también se pronunció la Iglesia
Católica. "No debemos criminalizar a los inmigrantes a ningún
precio", afirmó Agostino Marchetto, secretario del Consejo
Pontificio para los emigrantes.
Pero el Parlamento Europeo lo está haciendo y sin pagar nada.
(Tomado de un artículo de IPS)