No podía tener otro nombre sino La Noche de los Libros. Podría
parecer cosa de cuentos de hadas pero es real: es la noche en que la
literatura invade las calles como un alud de conocimientos y
enseñanzas, recibidas por miles de personas que transitan, todas
diferentes pero en busca de lo mismo: saber y virtud.
Esa iniciativa tuvo su primer capítulo el pasado año por esta
misma fecha, después sucedieron dos versiones de Lecturas en el
Prado y se originaron otros encuentros de más duración, dirigidos
directamente a los jóvenes, con el Festival Universitario del Libro
y la Literatura y la gira artística "Por el camino de la mar o
Nosotros los cubanos".
Cada una con mucho éxito y que reafirman que fomentar el hábito
de la lectura es trabajo de todos los días.
La Noche de los Libros regresa hoy para celebrar el aniversario
106 del natalicio de Nicolás Guillén, nuestro Poeta Nacional, y
rendir homenaje también al Día de la Independencia de Estados
Unidos, con la venta y presentación de títulos de literatura
norteamericana y en lengua inglesa, editados en Cuba.
Las postales, que el pasado año devinieron uno de los momentos
más lindos de la cita, volverán a ser protagonistas de la fiesta que
recorrerá la calle 23 desde 14 hasta Malecón, esta vez con textos de
amor de Guillén, faceta pródiga del intelectual, y que es muy
oportuno sobre todo para muchos que aún lo circunscriben a la poesía
negra o social solamente.
En el pincel y el lente de artistas como Rocío García, Reinerio
Tamayo y Pedro Abascal, entre otros, estará lo más sugerente de esa
nueva colección de 10 piezas que serán vendidas a 50 centavos cada
una, en los diferentes puntos de la popular avenida.
De nuevo serán pretexto para el intercambio, que la primera vez
sorprendió a todos (público y organizadores), y gracias al cual
muchas personas hicieron nuevos amigos al tratar de completar su
colección.
Precisamente aquí se cumple uno de los objetivos fundamentales de
esta noche -que casi se ha convertido en una feria de un día- porque
esa reciprocidad que nos motiva a prestarnos los libros y cualquier
literatura en general, nos hace mejores personas. Como diría Víctor
Casaus: es una apuesta a favor de la imaginación y la belleza.
Sin dudas, es una excelente forma de comenzar el receso docente
del verano, en una de las calles más populares de la ciudad, donde
la gente sale del trabajo y puede llevar a sus hijos, además que
siempre termina con la diversión del baile y la música, con los
conciertos en la explanada de Malecón, que esta vez aún son
sorpresa.
Es una iniciativa a la cual podrían sumarse, más formalmente, las
escuelas de los alrededores y otras más lejanas, que no tienen ese
privilegio. Pero lo mejor sería que se hiciera una Noche de los
Libros con la misma intensidad que esta, en otros municipios de la
periferia, para romper con los prejuicios