El haber fabricado un 24% más de crudo que en la campaña
precedente, asegura además, la entrega en fecha de los compromisos
con el mercado exterior.
La oferta de caña, tal como se estimó, era suficiente para
cumplir el Plan Técnico Económico. También bastaban las capacidades
abiertas en los 54 centrales, aunque mal aprovechadas.
La llegada tardía de recursos básicos para la cosecha, roturas e
interrupciones en los ingenios y frecuentes lluvias en marzo y abril
—la mejor época del rendimiento en azúcar— impidió que el objetivo
se alcanzara. El acumulado estuvo, al cierre, por encima del 90%.
Aunque los 28 ingenios cumplidores superan el total del 2007,
muchos consideran, entre ellos este periodista, que pese a los
inconvenientes antes señalados, habían condiciones para un mejor
registro. Esos colectivos debieron asumir con el extraplan, hasta
donde pudieron, lo que dejaron de hacer las diez empresas de peor
desempeño, algunas de mucho peso productivo. Esto impidió que fuera
superior la eficiencia promedio en indicadores claves.
En su valoración, el Ministerio del Azúcar consigna que la casi
totalidad de los territorios produjeron, aunque en volúmenes aún
modestos, más azúcar que en el 2007. Los técnicos reconocen a las
cinco provincias cumplidoras: Sancti Spíritus, Cienfuegos, Pinar del
Río, Camagüey y Granma, y en especial las dos primeras como las más
integrales.
De los centrales se menciona la destacada labor del Panchito
Gómez Toro y Carlos Baliño (Villa Clara) y Uruguay y Melanio
Hernández (Sancti Spíritus).
Esta zafra confirma, una realidad: si la molida es baja,
cualquier aspiración quedará trunca. La historia azucarera cubana
demuestra que marzo y abril son meses que deciden. Lo que acaba de
ocurrir es un ejemplo. Si se pierden, las aspiraciones de cumplir se
alejan.