.— El Senado estadounidense
discutirá hoy una ley que otorga a la administración del presidente
George W. Bush nuevos poderes para espiar a los ciudadanos, proyecto
criticado por legisladores y grupos defensores de los derechos
civiles.
La iniciativa, aprobada la semana pasada por la Cámara de
Representantes, también incluye la protección legal de aquellas
compañías del sector de las telecomunicaciones que ayudan al
gobierno en su labor de vigilancia doméstica.
Según la Unión Norteamericana para las Libertades Civiles (ACLU),
se trata de una legislación anti-constitucional, la cual sólo
beneficia a poderosas empresas.
Estamos ante un regalo apenas disfrazado para las grandes
financistas de campañas electorales, aseguró la directiva de ACLU
Caroline Fredrickson.
Por su parte, el representante demócrata por Nueva York Jerrold
Nadler, consideró el proyecto como una herramienta destinada a
alejar del escrutinio público las acciones ilegales cometidas por
autoridades de la comunidad de inteligencia estadounidense.
Las agencias federales fortalecerían con esta ley sus facultades
para interceptar conversaciones telefónicas y correos electrónicos,
incluso sin necesidad de contar en determinadas circunstancias con
el visto bueno de una corte.
En el último año, Bush ha presionado al Congreso para la
aprobación de un instrumento jurídico que sustituya a la Ley de
Vigilancia de Inteligencia Extranjera, sancionada en 1978 y conocida
por FISA, sus siglas en inglés.
Durante ese período, el mandatario amenazó varia veces con vetar
cualquier documento opuesto a sus intereses, en particular en lo
concerniente a la protección de las compañías telecomunicadoras.
Sobre algunas de dichas entidades penden al menos 40 demandas,
relacionadas con acusaciones de violar los derechos individuales de
las personas.
La víspera, expertos vaticinaron la aprobación este martes de la
polémica legislación, aunque adelantaron la posibilidad de debates
en torno al tema de la inmunidad legal para tales empresas.