.— El Consejo de Seguridad de
la ONU será informado hoy sobre el estado de cruciales gestiones
diplomáticas para reanimar las posibilidades de un arreglo negociado
a la violencia en la provincia sudanesa de Darfur.
Esa tarea estará a cargo del enviado especial de la ONU para
Darfur, Jan Eliasson, y su igual de la Unión Africana (UA), Ahmed
Salim Ahmed, informó a la prensa un portavoz oficial.
Los dos veteranos diplomáticos procuran llevar a la mesa de
negociaciones al gobierno de Sudán y a los grupos rebeldes que desde
hace cinco años han convertido a esa árida provincia en uno de los
más graves escenarios de violencia en África.
Las autoridades de la ONU temen que un mayor deterioro de la
situación en Darfur, fronteriza con Chad, pueda agravar la crisis en
las relaciones entre Sudán y ese país vecino, lo que ampliaría el
conflicto en una volátil región del centro de África.
Eliasson y Ahmed Salim han sostenido delicadas conversaciones con
el gobierno de Sudán, los comandantes de grupos rebeldes y con altos
dignatarios de la región en busca de un espacio oxigenado para
negociaciones de paz que hasta ahora no aparece.
La necesidad de un arreglo negociado a la crisis en Darfur
parecía hoy más apremiante después que agencias humanitarias de la
ONU han advertido que los millones de damnificados durante cinco
años de violencia están amenazados de hambruna.
Junto con factores como las malas cosechas y el encarecimiento de
los alimentos, las agencias de la ONU destacan los casos de
frecuentes asaltos por parte de bandidos o grupos rebeldes a las
caravanas de alimentos para los refugiados.
Esas agencias se han quejado de que las fuerzas del gobierno no
están cumpliendo con la obligación de escoltar esas caravanas y
garantizar que los trabajadores humanitarios no corran peligros al
llevar la asistencia a las personas necesitadas.
En lo que va de este año, ocho trabajadores humanitarios han sido
asesinados en Darfur y secuestrados más de 160 vehículos en los
numerosos ataques contra las caravanas del Programa Mundial de
Alimentos (PMA).
Estos ataques provocaron la reducción en un 40 por ciento de las
raciones para esos necesitados.