Cuba tiene condiciones para poner su potencial científico en
función de asumir el enorme reto de construir una nueva agricultura
que, basada en altos rendimientos, produzca mucho más alimentos de
forma sostenible y con el mínimo impacto al entorno.
Lo anterior fue expresado por el doctor Carlos Borroto,
vicedirector del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB),
al intervenir en el panel Seguridad alimentaría, biocombustibles y
energía renovable, efectuado ayer durante la jornada de clausura de
la Convención Trópico 2008, que sesionó desde el lunes en el
capitalino Palacio de las Convenciones.
Borroto calificó de insostenible el galopante aumento de los
precios de los cereales, granos y otros alimentos en el mercado
internacional, tendencia en la cual incide de manera significativa
el auge de los llamados biocombustibles, sin olvidar el impacto
creciente de las catástrofes naturales. Esta crítica situación es
común a la mayoría de las naciones en vías de desarrollo, sentenció.
Se impone, subrayó, explotar al máximo todos los conocimientos y
tecnologías creadas en el país en el campo de la agricultura,
integrarlos plenamente y ofrecer las mejores alternativas que nos
permitan de forma gradual reducir las importaciones y avanzar hacia
el logro de una verdadera soberanía alimentaria.
Acerca de la situación mundial de los biocombustibles, el
ingeniero Joel Suárez, de CUBAENERGÍA, explicó que se hacen
esfuerzos por buscar nuevas fuentes para su obtención a partir de
algunas plantas como la Jatropha (su empleo para esos fines no
repercute en la disponibilidad de alimentos), la cual comienza a
introducirse en la zona semidesértica del oriente cubano.
También en la sesión final del evento especialistas del Instituto
de Meteorología y del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente, expusieron el programa nacional de enfrentamiento al
cambio climático.