En esta ocasión, utilizaremos como patrón para calificar los
estados, los resultados de las cuatro votaciones presidenciales que
han tenido lugar desde 1992. Hay 18 estados "rojos" que en todas las
elecciones han preferido a los candidatos republicanos y que
representan un total de 148 votos electorales; otros 18, son
"azules" que lo han hecho siempre por el demócrata y aportan 237
votos electorales; y 15 "morados" que se han inclinado
indistintamente por uno u otro candidato, con un total de 153 votos
electorales (ver cuadro). Se agrega a los 50 estados el Distrito de
Columbia, sede de la capital federal, que a los efectos de las
elecciones presidenciales recibe las mismas facultades que las de
los estados.
Como la elección del presidente de Estados Unidos no se decide
por el número de votos directos de los ciudadanos obtenidos
nacionalmente por un candidato, sino que es en segundo grado acorde
con el llamado "Colegio Electoral", donde están representados los
"votos electorales" asignados a cada estado en correspondencia con
su población, gana la elección el candidato que acumule 270 votos
electorales; es decir, la mitad más uno de los 538 integrantes del
"Colegio Electoral".
John Sydney McCain III y Barack Hussein Obama tienen que tomar
esta estipulación como base para diseñar la estrategia de su campaña
nacional. Y, a partir de ella, determinar el papel que van a asignar
a cada estado y decidir los recursos financieros, humanos,
políticos, sociales y propagandísticos y el tiempo que van a emplear
en cada uno, para asegurarse llegar al menos a los 270 votos
electorales. Quedar por debajo de esa meta significa perder las
elecciones.
Al analizar las manifestaciones y actuaciones de los candidatos y
de sus equipos de campaña y valorar aspectos de las situaciones en
los estados, incluyendo las condiciones de la economía y del
empresariado local, el control sobre la maquinaria gubernamental y
política local, las características de la población y los resultados
electorales de las primarias recién finalizadas, concluimos que
Barack Obama se traza como estrategia, además de conservar de su
lado los 237 votos electorales de los 18 estados "azules", trabajar
por salir victorioso en, al menos, otros 16 estados (13 de ellos
"morados" y tres "rojos") que representan 137 votos electorales
adicionales.
John McCain se propone como objetivo mantener en su haber los 148
votos electorales de los 18 estados "rojos" y luchar por alzarse con
la presea en todos los otros estados "morados" (muy similar a lo que
hizo Bush en el 2004, quien solo no ganó los 15 votos de New
Hampshire y Washington), y ganar otros seis estados "azules".
A seguir, los estados que constituyen "el campo de batalla":
Objetivos de McCain:
"Morados": Todos: 153 votos electorales
"Azules": Connecticut (7), Rhode Island (4), Pennsylvania
(21), Michigan (17), Minnesota (10), Oregon (7). Total: 66 votos
electorales
Objetivos de Obama:
"Morados": Todos, excepto Florida y Ohio: 106 votos
electorales.
"Rojos": Virginia (13), North Carolina (15): 28 votos
electorales
|
Rojos |
Azules |
Morados |
|
Estado |
VE |
Estado |
VE |
Estado |
VE |
|
Maine |
4 |
Indiana |
3 |
New Hampshire |
4 |
|
Vermont |
3 |
Kentucky |
8 |
Washington |
11 |
|
Massachussetts |
12 |
West Virginia |
5 |
Ohio |
20 |
|
Rhode Island |
4 |
Virginia |
13 |
Tennessee |
11 |
|
Connecticut |
7 |
North Carolina |
15 |
Georgia |
15 |
|
New York |
31 |
South. Carolina |
8 |
Florida |
27 |
|
New Jersey |
15 |
Alabama |
9 |
Louisiana |
9 |
|
Pennsylvania |
21 |
Mississippi |
6 |
Arkansas |
6 |
|
Delaware |
3 |
North Dakota |
3 |
Missouri |
11 |
|
Maryland |
10 |
South Dakota |
3 |
Iowa |
7 |
|
District Columbia |
3 |
Nebraska |
5 |
Montana |
3 |
|
Michigan |
17 |
Kansas |
6 |
Colorado |
9 |
|
Illinois |
21 |
Oklahoma |
7 |
Nevada |
5 |
|
Wisconsin |
10 |
Texas |
34 |
New Mexico |
5 |
|
Minnesota |
10 |
Idaho |
4 |
Arizona |
10 |
|
California |
55 |
Wyoming |
3 |
15 estados |
153 |
|
Oregon |
7 |
Utah |
5 |
|
|
|
Hawai |
3 |
Alaska |
3 |
|
|
|
18 estados |
237 |
18 estados |
148 |
|
|
Estas proyecciones iniciales de los candidatos tienen múltiples
combinaciones que pudieran resultar en que cualquiera de ellos
consiguiera alcanzar la "cifra mágica" de 270. Representan una
aspiración más que una meta a alcanzar. En términos políticos es muy
largo el tiempo que resta para las elecciones y la situación se
presta a especulaciones de todo tipo, muchas de ellas alentadas por
las encuestas o por el interés de los medios de difusión de "vender
su mercancía".
A este análisis hay que agregar el efecto que tendrá en cada
estado la elección de otros cargos en disputa. La totalidad de los
integrantes de la Cámara de Representantes (435) en los 50 estados;
33 senadores en 33 estados distintos; los gobernadores de 11
estados. Además, un considerable número de cargos y referendos de
carácter local. Independientemente de que la lucha por la
presidencia de la nación pueda concentrarse en los estados
anteriormente señalados, la lucha electoral será intensa en
prácticamente todo el territorio de la Unión.
Lo complejo de este tema no nos permite entrar en consideraciones
más extensas, pero en las elecciones para el Congreso las
aspiraciones del Partido Demócrata son ampliar aún más su mayoría en
la Cámara y lograr una cifra la más cercana posible a los 60
senadores, lo que le permitiría, por lo menos en teoría de acuerdo a
los reglamentos, frustrar cualquier intento republicano de impedir
la votación de algún proyecto de ley recurriendo a la práctica
parlamentaria de extender el debate interminablemente que se conoce
con el nombre de "filibusterismo".
Por el momento la campaña está en una fase de "cámara lenta",
donde los dos partidos están haciendo un recuento de las fuerzas de
que disponen y definiendo los detalles de sus respectivas campañas.
Bajar el ritmo de las actividades políticas es aconsejable porque
las campañas ya llevan más de un año de actividad y puede surgir el
cansancio y la insensibilidad de los votantes ante las exigencias de
la propia campaña para aquellos que están involucrados en ella o
ante los discursos de los candidatos.
No obstante, McCain y Obama y sus equipos de campaña se mantienen
intercambiando ataques sobre sus respectivas posiciones en temas
como la situación económica del país y las recetas de cada cual para
enfrentar la situación, que se deteriora aún más con los posibles
daños que el clima y ahora las inundaciones está causando a la
agricultura; las perspectivas de un posible acuerdo entre los
gobiernos de Iraq y de Estados Unidos que tiene como propósito
legalizar la presencia de fuerzas norteamericanas en ese país cuando
expire la cobertura legal que le ha dado el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas; el incremento de la resistencia contra la presencia
militar de la OTAN y de Estados Unidos en Afganistán y la
agudización de las contradicciones entre las Fuerzas Armadas de
Paquistán y Estados Unidos sobre la llamada "lucha contra el
terrorismo"; la política energética del país, en especial lo
relacionado con el precio de la gasolina y la iniciativa de Bush
para permitir la perforación petrolera en el mar. Estos y otros
temas son motivo de frecuentes polémicas que los candidatos
aprovechan para ir afinando su discurso electoral con vistas a la
etapa final y crucial de la campaña que comenzará en septiembre.
Se destacan los pasos que va dando Obama para consolidar el apoyo
político y las finanzas de su campaña.
El 19 de junio, Obama anunció que no aceptará la facilidad que
ofrece la ley de emplear fondos gubernamentales (en este caso 85
millones de dólares) para financiar la campaña electoral general y
que utilizará sus propios medios de recaudación; se calcula que
pudiera recaudar hasta 500 millones de dólares. El anuncio, aunque
esperado, es polémico porque el supuesto objetivo del financiamiento
público es impedir que las corporaciones y los llamados "intereses
especiales" influyan en los candidatos electos con sus
contribuciones financieras. El propio Obama había declarado su
inclinación a acogerse al financiamiento público y la noticia del
jueves fue aprovechada inmediatamente por la campaña de McCain para
atacar a Obama por haber renegado de su promesa.
El martes 26 de junio, Obama celebrará una reunión con el Comité
de Finanzas de la campaña de Clinton, donde ambos (Obama y Clinton)
apelarán a la unión de los mecanismos de recaudación de ambas
campañas (de paso Hillary buscará vías para lograr contribuciones
que le permitan saldar su deuda).
El lunes 16 de junio Obama recibió el apoyo público de Albert
Gore, quien es hoy el más destacado líder demócrata que hasta el
momento no había tomado una posición pública con respecto a los
candidatos. La actitud de Gore es en la práctica la culminación del
proceso de apoyo a la aspiración de Obama por parte del liderazgo
demócrata.
Se aproximan también los meses de las vacaciones de verano, en
los cuales una importante parte de la población huirá del bullicio
de la vida diaria. Los Juegos Olímpicos de Beijing también harán que
la atención de los medios de difusión se desvíe hacia el
entretenimiento de los deportes.
Mientras tanto, los candidatos y los equipos tomarán en sus manos
la paleta y los pinceles para ir determinando los colores que deseen
darle a la contienda.
* El autor es especialista en Relaciones Internacionales y fue
jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos de
septiembre de 1977 a abril de 1989.