Crear una nueva y eficaz imagen de José Martí, el Héroe Nacional
de Cuba, a más de un siglo y medio de su natalicio, es una misión
nada fácil que con hidalguía y agudeza salva el joven artista cubano
Kamyl Bullaudy Rodríguez.
"Hierros" se titula la impactante pieza de Kamyl que se exhibe en
la Fragua Martiana, cuya concepción, simpleza y eficacia hacen de
ella seguramente un icono perdurable.
Sobre la cama de una carretilla de construcción martillada y
tratada con tonos bronceados sobresale el rostro de Martí
confeccionado con arandelas enmohecidas y pequeños trozos de
chatarra.
No es solo la originalidad formal y técnica, ni la síntesis
lograda lo admirable en esta obra, sino también su concepción
esencial a partir de materiales humildes y cotidianos, sobre los que
han dejado huellas las manos callosas y el sudor de los obreros de
la construcción.
Hay que alejarse unos metros para poder apreciar la fuerza,
espiritualidad y simpleza de este rostro martiano que surge de lo
más elemental, perdurable y humilde.
Bullaudy (Las Tunas, 1962) es un inquieto artista matérico en
constante experimentación, quien apasionado por Martí, ha tenido muy
excepcionales aciertos como una escultura de chatarra de unos cuatro
metros de altura, en exhibición permanente en el Memorial José Martí
de la Plaza de la Revolución.
Como un dibujo infantil de trazos esenciales, el creador capta
con encomiable economía de recursos el ascético rostro de Martí, con
tal magia que el espectador tiene que volver una y otra vez a esa
imagen fascinante.
La brújula de su sensibilidad y su fondo de hombre generoso,
encaminan a Kamyl Bullaudy hacia las esencias como un firme faro y
por ello también acierta con sus experimentos con textiles.
Sus retratos martianos sobre telas estampadas son también
originales en suma y plenos de sugerencias, como una visión rotunda
que sale a flote entre las más diversas texturas con un mensaje
noble y vital.
Eso también mueve al pintor para estar entre los asiduos que cada
sábado hacen del Prado habanero una enorme y accesible galería,
donde quien quiera va a sentir a flor de piel lo que la creatividad
es capaz de lograr.
En soportes inimaginables, espontáneamente como el respirar o
alimentarse, Kamyl Bullaudy demuestra con su talento inabarcable que
cuando la nobleza prevalece, hasta lo más humilde y cotidiano puede
ser materia prima para el arte verdadero.