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Funcionarios del gobierno intentaron hoy minimizar los efectos de
una jornada de protestas realizada por las principales
organizaciones sindicales de Francia, mientras las tensiones seguían
en el ambiente.
Las cifras de manifestantes volvieron a ser contradictorias,
aunque todo indica que superaron las 500 mil personas en todo el
país, según las Confederaciones Generales de Trabajadores (CGT y
CFDT).
El líder de la CGT, Bernard Thibault, admitió que la movilización
quizá fue menor a la anterior del 22 de mayo, pero destacó que de
todos modos resultó trascendente en el propósito de rechazar las
artimañas del gobierno.
Es una farsa lo que plantea el gobierno, que en el fondo quiere
minar una de las conquistas sociales más apreciadas por todos, la
jornada semanal de 35 horas. Tampoco aceptamos la extensión de un
año de las cotizaciones para la jubilación, dijo Thibault.
Se refería así a los dos temas esenciales que motivaron las
manifestaciones de este martes, es decir la semana laboral de 35
horas y el pago de la cotización para el retiro.
En el primer caso, la administración de Nicolás Sarkozy quiere
ponderar el pago sin impuestos de las horas extras para
contrarrestar los efectos de la semana de trabajo, y en el segundo
impondrá la extensión a 41 años del pago de las pensiones.
Sarkozy culpa a la semana de 35 horas, introducida hace 10 años
cuando los socialistas estaban en el poder, de la fragilidad del
crecimiento y otros problemas económicos, aunque no plantea por
ahora su eliminación.
El ministro del Trabajo, Xavier Bertrand, presentará mañana un
nuevo proyecto ante el Gabinete, que abriría el camino para
negociaciones a nivel de empresas respecto al número máximo de horas
extras y su compensación.
Junto con las marchas de este martes, continuaron las fuertes
protestas frente al alza de los precios del combustible, con
taxistas, camioneros y conductores de ambulancias a la cabeza de las
manifestaciones.
Asimismo, varios puertos permanecían paralizados hoy en rechazo a
un proyecto que privatiza el mantenimiento de los navíos, en una
huelga encabezada por los estibadores.