Se abrazan los dos, con la misma infinita ternura de siempre, solo
que ahora el niño no está en brazos del padre ni tiene que ponerse de
puntillas para besarlo. Creció hasta alcanzarlo y la voz, más grave,
dice a las claras que la adolescencia llegó y que, muy pronto, habrá
otro hombre en casa.
Elián se cuenta entre los más de 18 000 escolares de noveno grado a
quienes la vanguardia política juvenil dio la bienvenida a sus filas
este 14 de junio, fecha natal de dos imprescindibles de la historia:
el General Antonio Maceo y el Comandante Ernesto Che Guevara.
"Recibir este carné es un honor y a la vez un tremendo compromiso,
el de estar a la altura de jóvenes como los que alfabetizaron,
limpiaron el Escambray de bandidos o pelearon en Angola", me dice muy
serio y con igual convicción añade: "Ganarlo, se puede, pero aún más
importante es mantenerlo y para eso tenemos que esforzarnos".
Con amor y gratitud habla de la Organización de Pioneros José
Martí, de sus maestros y sus compañeros de aula, de cuantos lo
ayudaron a ponerse al día tras su forzosa ausencia del hogar, la
escuela y la Patria, y a salir adelante en la vida y en el estudio,
para cumplirle a Fidel el sueño de que los niños cubanos aprendan cada
día más.
Terminada la secundaria, Elián entrará en septiembre próximo en los
"Camilitos":
"Es lo menos que puede hacer, alguien que como yo debe tanto a este
pueblo y a la Revolución: prepararse bien, pero que muy bien, para
defenderlos en cualquier circunstancia."
¿Y cómo es este chico, les da muchos dolores de cabeza?, pregunto,
y sin pensarlo dos veces Juan Miguel me dice que para nada, que es muy
tranquilo, alegre, cariñoso, hogareño, amante de la música y los
deportes, lee mucho y se pasa horas frente al televisor.
"Elián me ha dado hoy el mejor regalo que podría desear y pedir por
el Día de los Padres. He vivido dos veces esta alegría, cuando me fue
otorgada la militancia de la UJC y ahora, pero esta, sin duda, la he
disfrutado más, como comunista y como padre, que ve al hijo mayor
seguir sus pasos en la vida.
"Una vez me preguntaron si no sería posible que, al crecer, Elián
decidiera abandonar su país. Entonces respondí que no lo creía, por
dos razones esenciales, por la educación que me dieron mis padres y
que transmitiría a mi hijo, y por su propia historia de vida, porque
cuando supiera lo mucho que luchó su pueblo por él, sería incapaz de
traicionarlo".
"Fidel no se equivocó al iniciar aquella batalla", asegura Juan
Miguel González, y pienso también en esa otra, librada en estos años
por la familia y la escuela, para convertirlo, como pidió el líder de
la Revolución, "en un niño modelo, digno de su historia y de sus
simpatías y talento, para que sea por siempre, a la vez que un
ciudadano normal, un símbolo, un ejemplo y una gloria para todos los
niños cubanos".
Esa obra maestra está en marcha, el día de hoy lo confirma. (AIN)