Provincia de La Habana
El renacer de la carne porcina
Juan Varela Pérez
La carne porcina, por tradición la favorita del cubano, había
tocado fondo para los habaneros en 1993. Carencias y limitaciones en
insumos básicos, agudizados por el periodo especial y recrudecimiento
del bloqueo imperialista, dejaron ese año apenas margen para producir
unas 1 600 toneladas.
Los
controles sanitarios son muy estrictos y rigurosos, afirma Naivid
Acuña.
El programa porcino de La Habana, obra de un millonario proceso
inversionista de la Revolución, contempló en su diseño original
suficientes recursos para un estable y progresivo desarrollo de la
masa.
Luego del descenso de los años 90 y tras la reanimación de las
unidades, el montaje de tecnologías de avanzada y el incremento en la
producción de piensos criollo y líquido, el pasado 2007 dejó
alentadoras señales de mejoría al lograrse 18 512 toneladas. Este
registro superó ampliamente lo conseguido en el 2006 y se acercó al
año que más carne entregaron, 18 848 toneladas en 1986.
Luis Alberto Hernández Blanco, director de la Empresa Porcina del
territorio, aseguró a Granma que hoy existen condiciones para
alcanzar las 20 000 toneladas en el año.
Los
niveles de entrega de carne, siempre sobre el plan, y el estado de sus
instalaciones, convierten a la granja integral de Alquízar en
colectivo de referencia.
Columna vertebral y alma de este programa son los centros
encargados de procesar y elaborar alimentos líquidos y secos lo cual
contribuye al ahorro de portadores energéticos. Un periodo de abandono
y de casi total deterioro, donde los ciclones y el vandalismo pusieron
su parte, demandó que La Habana recuperara en los últimos dos años 306
naves. Actualmente se trabaja en otras 57.
La aspiración de volver a la época favorable y pasar a un estadio
superior lo corrobora el balance de enero-mayo, en que la entrega fue
de 9 876 toneladas. Eso permitió a la empresa satisfacer sus
compromisos, en especial con el balance nacional, y la sustitución de
carne de cerdo importada cuyo precio en el mercado internacional
aumenta por día.
Asegurar la base alimentaria
Hoy el sostén principal de la base alimentaria se compra en el
exterior a precios cada vez más elevados. Por eso la sabiduría y
experiencia de productores como el campesino Carlos Martín Martínez,
de Artemisa, se concentra en la búsqueda de fuentes alternativas de
alimentos poco usadas, que engordan el animal, lo preservan y, a la
vez, disminuyen el costo de la tonelada de carne.
No podemos confiar solo en el pienso que se compra afuera, señala.
Para mantener en estado saludable sus diez reproductoras él utiliza
desechos de cosechas, entre ellos de plátano y ñame, de valioso
contenido proteico y que, incluso, previenen ciertas enfermedades.
El 39% de la carne del plan de la entidad habanera se compra a
particulares mediante convenios que incluyen asistencia técnica y
sanitaria, y el 61% lo suministran granjas estatales.
A los criadores individuales respaldados por convenios, con
animales en preceba se les garantiza el 70% de los alimentos y el 90%
a los que se encargan de las reproductoras. Para cada una de esas
modalidades existen, al comprarse el cerdo, diferentes niveles de pago
por kilogramo que estimulan al productor particular.
La granja integral El Punto, del municipio de Alquízar es un
ejemplo de lo que se puede lograr si junto a la disponibilidad de
recursos, predominan la consagración al trabajo y el sentido de
pertenencia. Colectivo de referencia de la Empresa Porcina Habana,
acumula entre sus méritos consumir para cada tonelada de carne, menos
pienso que las 4,5 toneladas planificadas, o sea, la conversión
pienso-carne (indicador clave), es favorable.
Jorge Luis Fernández, quien ha dedicado su vida laboral a la
crianza de cerdos opina que "el adecuado uso de los piensos y la
llamada miel B suministrada por el Ministerio del Azúcar son
esenciales para obtener más carne con menor gasto. Esto eleva la
productividad y favorece el ingreso de los obreros al aplicarse un
sistema de pago por ficha de costo vinculado con los resultados
finales".
Al cierre de mayo habían producido 206 toneladas de carne y el
propósito es cumplir el plan anual (554 toneladas) antes del 31 de
diciembre.
Una granja de primera
Jorge Luis explicó que en su granja no hay "secretos". Lo
fundamental es que allí se juntan el cuidado de los animales ya sea en
maternidad, preceba o ceba con la fuerza calificada estable; usan
además la variante de mojar todo el pienso al suministrarlo.
La Empresa está empeñada —así lo certifica su director— en que
todas las unidades tengan igual comportamiento y aprovechen al máximo
los insumos que reciben. Los controles económicos se perfeccionan y
poco a poco se cubren, con personal preparado, puestos que son clave.
Por la influencia que tiene en el plan nacional, la dirección del
país sigue de cerca el renacer porcino en La Habana. El proceso
inversionista de este año, que sobrepasa los cuatro millones de pesos,
ratifica ese interés de ampliar y consolidar resultados.
Acometen nuevas inversiones
La modernización de varias granjas, el tratamiento de los
residuales, la construcción de 22 naves de ceba, la reapertura de
cuatro unidades de cría y un centro de inseminación, el montaje de 77
biodigestores, buena parte en productores privados sobre la cuenca del
río Ariguanabo, los 43 silos para pienso de ceba y la instalación de
15 kilómetros de cerca perimetral en unidades no protegidas, aparecen
entre las obras que se acometen.
La calidad y frutos de este programa empiezan en la unidad porcina
Jigüe, cuya misión es garantizar animales machos de reemplazo
(sementales). La caracterizan, además del orden y la belleza del
lugar, la disciplina sanitaria que tiene implantados controles muy
estrictos para proteger a los animales.
Naivid Acuña, la médico veterinario, considera que cualquier
violación puede traer funestas consecuencias para las crías.
Los cerca de 1 700 trabajadores del sistema porcino habanero
observan, con mucha confianza y seguridad, el renacer de sus
instalaciones lo cual les permite aportar más carne y mejorar sus
ingresos, aunque falta por hacer en organización, disciplina, sentido
de pertenencia y lograr que la conversión alimento-carne sea cada vez
más favorable.
La carne de cerdo mantiene todavía un precio de venta muy alto,
pero se acabaron las interminables colas de épocas no lejanas, me dijo
Ramón Sarduy, un sábado, mientras compraba una libra de bistec en el
mercado de Tulipán, municipio de Plaza de la Revolución. |