VARADERO.— Una delicia fue ver cómo artistas de ambas islas se
enfrentaban a autores clásicos nuestros en una "descarga" que devino
impactante fiesta boricua cubana, prohijada por el grande Andy
Montañez, quien batió el compás sin cesar, desde el inicial
Delirio, de Portillo de la Luz, mientras los artistas seguían
cantando y el público asistente a la Plaza del Festival, pedía más,
evidencia del impacto causado en medio de otras sorpresas.
Primera, la presentación de Jacqueline Capó, hija del legendario
Boby, interpretando Juguete, que su padre convirtió en éxito
gracias a un estilo que tuvo confluencia e influyó en intérpretes de
nuestro movimiento del Filin. Segunda, la presencia del excelente
cantante Chucho Avellanet, con Silencio, de Rafael Hernández
y quien también gozó de popularidad entre nosotros décadas atrás y
aún mantiene las condiciones interpretativas que lo destacaron.
Por Cuba, la anfitriona no podía ser mejor: la excelente cantante
Raquel Hernández, quien se lució en Pensamiento, de Teofilito
y llevó la guía en los montunos junto a los puertorriqueños.
Resultaron momentos coloreados del humor que regala Andy,
acompañado de interpretaciones como Piel canela, de Boby, en
la voz de Jacqueline, Te pedí y otras que abandonaron el
ámbito de lo formal.
En la otra parte del concierto, actuaciones del villaclareño
Alejandro y sus Onix con desde Mi son, son, buen
preámbulo para las de Hayla y Adalberto Álvarez y su Son, que lo
cerraron.
Hubo tiempo para llegarse al Anfiteatro de Varadero y ver a
Explosión Norteña, grupo de Tijuana que ha grabado diez discos
compactos. Se acompaña de acordeón, batería y otros instrumentos, y
que según revelaron Joel Lara y otros de sus integrantes, están
sorprendidos por la acogida, pues no imaginaban lo que gusta esta
música aquí. También el público pudo apreciar a La Original de
Manzanillo, con el estilo que la caracteriza, vísperas de su
aniversario 45 que celebrarán en diciembre próximo.