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Debe existir un clon, comentaban con fino humor jóvenes franceses
reunidos hoy en la Plaza de la República de París para manifestar su
desagrado por la visita de George W. Bush a Francia.
Seguramente, se respondían entre risas al referirse al discurso de
Bush a su llegada aquí, cuando decía que al futuro ocupante de la Casa
Blanca le mostrará que las relaciones de Estados Unidos con Europa
nunca han sido tan amplias y dinámicas.
Son dos Bush con W, el virtual que habla de éxitos en su gestión y
el verdadero, a quien la inmensa mayoría de los franceses quieren
fuera de los poderes de Washington.
De todos modos el control mediático se antoja demasiado obvio,
cuando la prensa occidental ha moderado de forma extrema los
permanentes desagravios europeos hacia el gobernante norteamericano
por su política belicista y de intimidación.
Muchos sentirán alivio cuando termine de marcharse, y otros cuentan
hasta las horas, ironizaba un semanario humorístico francés, mientras
Bush se daba abrazos con la derecha alemana de Angela Merkel e
italiana de Silvio Berlusconi.
A Francia llegó con la alfombra roja de su amigo Nicolás Sarkozy,
con quien cenará esta noche en el Palacio del Elíseo, pero antes Bush
dejó su huella en la Ciudad Luz: habló ante la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Se empecinó en subrayar los excelentes vínculos con el Viejo
Continente, con evidentes loas explícitas a Sarkozy, Merkel,
Berlusconi y Gordon Brown, el primer ministro británico a quien
visitará mañana.
El discurso tenía como objetivo conmemorar el aniversario 60 del
plan Marshall, el programa de Estados Unidos para la reconstrucción
europea tras la II Guerra Mundial, pero Bush aprovechó la ocasión para
pedir más ayuda a otras regiones en conflicto.
Sus palabras, como ya es habitual, contradicen el criterio de la
opinión nacional gala. Aunque Sarkozy dio un giro a favor de un
acercamiento absoluto a Estados Unidos, las proyecciones francesas en
otro nivel no comulgan con la política de Washington.
El prestigioso Festival de Cine de Cannes-2008 eligió como
presidente del jurado a Sean Penn, acérrimo crítico de Bush, invitó
especialmente a Michael Moore, quien prepara otro Fahrenheit 9 11, y
dio un premio a una película sobre Ernesto Che Guevara.
Asimismo, el 84 por ciento de los franceses, en coincidencia plena
de todas las encuestas, esperan con ansiedad que el candidato
demócrata a la presidencia Barack Obama pueda imponer su plataforma de
Cambio en el gigante norteño.
Cuando le faltan seis meses para dejar la Casa Blanca, Bush debe
pronunciar un discurso de primera importancia en la sede parisina de
la OCDE.
Temas en los cuales parece haber bastante coincidencia entre París
y Washington, como el nuclear iraní, Afganistán y los precios del
petróleo, son el centro de las conversaciones de los dos jefes de
Estado en esta urbe.
El diario L Humanité, del Partido Comunista se sumó a las voces que
repudian la presencia de Bush en su gira de despedida de Europa.
Ocho páginas de reportajes, comentarios y entrevistas profundizan
este viernes en los ocho años de poder de Bush, causas y consecuencias
de sus guerras emprendidas en el mundo y el desastre de sus políticas
exterior y económica, según el cotidiano.
Ni Bush, ni guerra, ni OTAN, por la Paz y la Justicia y el respeto
al Derecho de los Pueblos, es la proclama que lanzará una
manifestación que se efectuará hoy.