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Desde su modesta y vetusta casa-taller, en un barrio porteño, el
escultor autodidacta Andrés Zerneri verá realizado uno de sus
proyectos de artista y militante: una estatua del Che Guevara de
cuatro metros que se inaugura en el 80 cumpleaños del Guerrillero
Heroico.
Nació el 6 de octubre de 1972, casi cinco años después del
asesinato del Che en La Higuera, Bolivia, en la ciudad bonaerense de
Marcos Paz, y cuenta a Prensa Latina que desde muy pequeño recibió una
sucesión de pequeños estímulos, los cuales lo encaminaron hacia las
artes.
Los regalos de la madre consistían, mayoritariamente, en artículos
para dibujar que él empleaba profusamente, embadurnando páginas con
figuras y colores.
A los seis años hizo un trabajo de clase alegórico a la fecha
patria del 25 de Mayo que impresionó grandemente a su maestra, quien
lo mostró a sus colegas y a la dirección, lo cual derivó en la
decisión del colectivo de pagarle de sus propios bolsillos un curso de
dibujo.
Esta buena nueva, mediante una nota prendida en la ropa para que la
hiciera llegar a su familia, no pudo ser ni siquiera atendida: el
padre enfermó y murió, y terminaba ahí la oportunidad de estudiar
pintura.
Sin embargo, la semilla sembrada por la madre germinó con fuerza
cuando ya adolescente en la ciudad de Neuquén, capital de la sureña
provincia homónima, comenzó a crear escenografías para amigos
dedicados al teatro o integrantes de grupos de rock.
Esa actividad continuó en esta capital, adonde llegó con 19 años y
empezó a cooperar con la organización Hijos por la Identidad y la
Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) cuando eran
cuatro personas que organizaban mítines de repudio frente a las
residencias de represores de la dictadura impunes a modo de juicio
social condenatorio.
Con ese ingrediente nuevo en su pensamiento y acción, se dio a la
tarea de hacer en agosto del 2005 un relevamiento de los homenajes
artísticos al Che en el país y se fue enteró así de que había varios,
pero realizados desde sí por sus autores, por lo cual le pareció justo
promover alguna obra desde el colectivo.
Soy del criterio político de llevar el arte a la gente y la gente y
al arte", expresa para plantar las ideas que profesa y defiende.
Fue así, añade, que concibió el proyecto de realizar la estatua,
que hizo primero en yeso para mostrarla a amigos y reunir opiniones,
las cuales generaron la ampliación del círculo de interesados en
cooperar en la iniciativa de la colecta de llaves y objetos pequeños
para fundirla.
Pensé que íbamos a ser poca gente donando mucho bronce, pero la
idea se expandió aquí y en muchas partes del mundo, nacían aspectos no
pensados, por lo cual armamos una Comisión del Monumento que juntó a
personas independientes, por poca convocatoria, sin militancia alguna
hasta ese momento, comenta Zerneri.
Y recuerda cómo el bronce se fue convirtiendo en la historia de
cada persona que lo donó: una mujer ganó un premio y entregó el
trofeo, los 60 integrantes de una murga (comparsa) hicieron lo mismo,
llegaron placas de tumbas de familiares, crucifijos, un trozo de un
microscopio inventado por un argentino para ver los átomos.
Entonces empecé a presentar el proyecto de otra manera, el propio
Che fue el catalizador de todas esas pequeñas historias que se
juntaron a pesar de su apariencia inconexa para fundirse todo a 900
grados centígrados, la temperatura requerida para el bronce, señala.
El monumento es la prueba física de todo eso: una estatua de cuatro
metros de altura con el corazón de 75 mil historias (el número de
llaves reunidas, n del r) , resume el artista.
Con satisfacción y orgullo relata el contacto establecido por esa
vía con personas a quienes no conocía y que no hubiera ni imaginado
conocer sin la intervención de la figura del Che: de organizaciones
sociales, sindicales, periodistas de todo el mundo, diplomáticos de la
Embajada de Cuba, obreros de la fundición, camioneros, operadores de
grúas, portuarios y todos los que se juntaron para llevar adelante
esta empresa.
La estatua, en la plataforma de un camión, recorrió el 27 de mayo
las principales calles de Buenos Aires, al día siguiente fue despedida
en un multitudinario acto en su viaje en la proa de un barco arenero
hasta Rosario, adonde fue recibida con gran júbilo el 1 de junio,
siempre acompañada del joven creador y confeso militante guevarista.
Zerneri se dispone a tomar parte en los actos que culminarán con la
revelación de la escultura el 14 de junio, día del cumpleaños del Che,
en su ciudad natal, donde ocupará una plaza de cinco manzanas, la cual
a partir de ahí llevará su nombre.
Pero no siento que hemos llegado a un final, sino que estamos sólo
en el comienzo de otra tarea, declara entusiasmado a PL y adelanta
algo de su nuevo proyecto, con la misma concepción del monumento al
Che.
Se trata de un movimiento para demandar de las autoridades que se
saque el monumento al general Julio A. Roca de su emplazamiento en el
corazón de esta capital, por considerarlo autor del exterminio de las
poblaciones autóctonas de Argentina, y erigir allí una estatua a la
mujer originaria como homenaje a las víctimas de aquel genocidio.
El general Roca está sostenido aún hoy por la oligarquía y es un
símbolo que la protege, opina Zerneri, quien agrega que el gobierno no
tendrá que poner un peso, porque se hará con donaciones y
contribuciones.
En una carta enviada hace varios meses al líder cubano, Fidel
Castro, con el fin de relatarle lo realizado para el monumento en
Rosario, le dice: Será la prueba de que somos muchos los que tenemos
la voluntad de construir un gran espacio de homenaje inspirados en el
Che.
Pero no para llevarle una corona de flores dos veces al año, sino
para apropiarse de él, como un lugar donde hacer nuestros festivales
latinoamericanos de la Juventud, nuestros actos y congresos, un ámbito
de propagación, un espacio construido por y para nosotros mismos.
Fidel, te escribo en nombre de toda esta red de personas, de este
fenómeno humano que se ha formado aquí en Argentina, que es un aporte
más a la lucha de miles de militantes y organizaciones que siguen
luchando por una sociedad distinta, para informarte lo que estamos
haciendo y lo que se ha generado alrededor de este proyecto, del cual
estoy orgulloso por haber encendido la chispa, porque es mi obligación
como artista, pero que indudablemente hubiera sido imposible sin la
participación y legitimación colectiva.
También te escribo, porque considero que la mejor manera de
desearte una pronta recuperación es contándote buenas noticias y
diciéndote que estamos aquí en el sur de La América construyendo un
sitio muy bonito donde te recibiremos la próxima vez
¡Tu obra revolucionaria sigue creciendo!. Un abrazo revolucionario