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En medio de discrepancias por la invasión a Iraq, el presidente
estadounidense, George W. Bush, se reúne hoy en el Vaticano con el
Papa Benedicto XVI, como parte de una última gira europea de seis
días.
Tras ser repudiado en manifestaciones populares, al reunirse ayer
con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, Bush deberá
escuchar esta jornada al Sumo Pontífice, opuesto a la amenaza del uso
de la fuerza contra Irán y partidario del fin de la ocupación iraquí.
En los últimos años, la Casa Blanca hizo caso omiso, tanto a las
críticas de Benedicto XVI como del fallecido Juan Pablo II, a la
invasión y posterior ocupación de la nación del Golfo Pérsico, atacada
por tropas anglo-estadounidenses, en marzo de 2003.
Bush intentó recuperar terreno la víspera con la vuelta al poder de
Berlusconi, ganador de los comicios parlamentarios anticipados de
abril pasado y responsable del envío de tropas italianas a Iraq, en
julio de 2003.
A diferencia de Berlusconi, el gobierno de Romano Prodi, quien
debió renunciar en enero pasado al perder una moción de confianza en
el Parlamento, ordenó la retirada de las referidas fuerzas, nada más
asumir el poder, luego de los comicios de abril de 2006.
Tras concluir su visita al Vaticano, el mandatario norteamericano
viajará a París, donde dialogará con su par francés, Nicolas Sarkozy,
un conservador a quien considera más alejado de la oposición a la
invasión contra Iraq que mantuvo en su momento Jacques Chirac.
La gira de despedida del jefe de la Casa Blanca por la región
también incluyó la cumbre de su país y la Unión Europea, celebrada en
Eslovenia, así como Alemania y concluirá en Gran Bretaña.