Cada quien con su paisaje

TONI PIÑERA

No desaparece, a pesar del predominio de otras tendencias más avanzadas, el interés de la Figuración, ya sea realista, hiperrealista o, simplemente, seguidora de escuelas que, partiendo de la pintura clásica, se adaptan a otros medios y otros ambientes. En ella cada quien busca su paisaje, externo o interno que fluye después, sobre las disímiles superficies, como palabras de un vocabulario personal, ese que lleva cada uno en sí porque somos individualidades con formas de pensar y hacer muy diferentes, unos de otros.

Paisaje de Fidel Micó

El paisaje resulta un género bastante reciente en el proceso histórico de las artes plásticas, ya que no fue hasta el siglo XVII, en Holanda, que alcanzó esplendor como temática, al dejar de ser un complemento de escenas de otros temas. En Cuba, sus albores datan del siglo XVIII.

Hasta hoy ha sido motivo de creación para los artistas de todo el mundo en los más variados estilos y técnicas, desde los más realistas, o aquellos que motivados por los cambiantes fenómenos de la luz quisieron atraparla y plasmarla en sus obras como manchas de colores, hasta quienes lo trabajan para expresar motivaciones ecológicas, internas, y muchas más.

En Cuba, una isla dotada por la naturaleza de los más variados y exóticos paisajes iluminados por la radiante luz del Trópico, que por momentos se ensombrece dramáticamente por las tormentas características del clima, el género tiene sólida vigencia y es tratado por muchos creadores de diversas maneras. A veces, hasta las más impensadas.

Cada quien con su paisaje, es el título de la muestra colectiva abierta en La Acacia (San José 114, Centro Habana) que mantiene una tradición de hacer salir a flote el paisaje en esta época del año, desde hace mucho tiempo, y quiere ofrecer, en el estrecho marco de las paredes de una galería, la insistencia de los artistas en el género, cruzando-respirando nuevas épocas, emergiendo en algunos casos con mirada fresca y actual del siglo XXI, o manteniéndose fiel a la tradición, con ojos modernos siempre, pero en el fondo sintiéndolo como los maestros predecesores que dejaron marcas indelebles en nuestra pintura que continúan. No quiere ser esta exposición un resumen de todo lo que acontece hoy en el paisaje, es imposible, si acaso unos cuantos ejemplos que sirvan para mostrar la diversidad de maneras de decir.

Dotados de una excelsa imaginación, visión, y sentires caribeños, los artistas (Domingo Ramos, Juan Gil García, Benito Ortiz, Adigio Benítez, Agustín Bejarano, Fidel Micó, Joel Ferrer, Mario García Portela, Diego Torres,Carlos Mata, Eduardo Estrada, Kamyl Bullaudy, Humberto Hernández (El Negro), Juan Alberto Díaz, Kadir López, Kelvin López, Raciel I. Gómez, Esteban Leyva, Douglas Luca, Carlos Barreiro, Manuel Álvarez (Lolo), Alan M. González, Ernesto Villanueva, Lester Campa, Carlos Fernández-Vega Rodríguez y Luis Ulises García) crean obras que van más allá de una simple mirada para alcanzar una imagen real y hasta onírica. En el paisaje rural y en el citadino de sus cuadros, con sus rasgos geográficos o étnicos, con los contrastes o veladuras que les suministran la luz, con sus estridencias e intimidades se proyecta como peculiar alegoría, ensoñación objetivada y realización artística. Estas pinturas, dibujos, fotografías... resultan como un viaje por diversos paisajes nuestros. Desde un marcado realismo, en unos casos se pone en evidencia la exuberancia del paisaje cubano. Son como juegos de disolvencias y aproximaciones que los creadores entregan desde diversos puntos de observación para que la vista se desplace libremente entre los detalles de la naturaleza circundante. En otros, a través de un paisaje tramposamente naturalista, manifiestan valores espirituales y entregan una metáfora construida a base de elementos que poseen una vocación de signos espirituales.

Estos paisajes cubanos, tropicales, idílicos, nuestros constituyen pequeños fragmentos de una monumentalidad de formas y detalles que se presentan en la opacidad y contrastes cromáticos, en la elaboración de los planos y la equilibrada verticalidad en su conjunto. Aquí, la creación se presenta como un enigma.

 

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