Guamá odió el maltrato

Raquel Marrero Yanes

Algunos cronistas españoles de la época de la conquista aseguran que los indocubanos habían aceptado a los conquistadores y que preferían suicidarse antes que luchar por la libertad.

Eso no es cierto. Entre los indios hubo diversos alzamientos y aun careciendo de armas los aborígenes se enfrentaron a los españoles. Era evidente que cualquier indio se convertía en un enemigo a exterminar. Pero no todos se resignaban a caer y los más enérgicos se fugaban para pelear. Uno de estos intentos de lucha tuvo por escenario a Baracoa y fue protagonizado por el cacique llamado Guamá.

El invicto aborigen nació en Cuba y provocó no pocos quebraderos de cabeza a los gobernadores de la isla en una época de explotación y exterminio.

Muy joven se alzó, en 1522, contra los españoles, se internó en las montañas de Baracoa y puso en práctica la guerra de guerrilla. Luchó con arcos, flechas, macanas y hachas de piedra, contra las lanzas, espadas y arcabuces españoles.

Incendió en varias ocasiones el poblado de Baracoa, asaltó haciendas y sumó indios a la contienda. Llegó hasta la región de Camagüey e intentó unir a otros caciques y negros africanos para la rebelión contra los españoles. Mantuvo la lucha hasta su muerte, el 7 de junio de 1533.

Guamá, protagonista de una rebelión contra los españoles, no murió en manos de ellos. Según los historiadores, su muerte fue "misteriosa", de un golpe contundente en la frente. Mientras el cacique dormía, su hermano Olguama lo agredió, supuestamente motivado por celos por una mujer.

A 475 años de su desaparición física, las luchas del cacique permanecen aún desconocidas para los historiadores. Sin embargo, por lo que sabemos es posible afirmar que Guamá fue un indio rebelde que odió el maltrato.

 

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