De acuerdo con el portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), comandada por la OTAN, comandante Martín O Donell, ese ataque estaba dirigido contra dos vehículos blindados que transportaban soldados, quienes resultaron ilesos.

O'Donnell explicó que ese atentado costó la vida al suicida y a tres personas y que otros siete resultaron heridos.

Mientras, el portavoz del Ministerio del Interior, general de brigada Zamarai Bashary, comunicó a la prensa que el estallido ocurrió en la carretera que une Kabul con Jalalabad, una vía utilizada por las tropas de la OTAN.

Bashary señaló que el atacante detonó la carga que transportaba en su vehículo en la zona de Yaka Toot, al este de la capital afgana.

Varios testigos aseguraron que el convoy pertenecía a Estados Unidos y que dos militares resultaron heridos y los vehículos dañados.

Por su parte, el portavoz del mando del Pentágono, coronel David Johnson, se apresuró a informar que ningún soldado norteamericano resulto muerto o herido en ese suceso.

El ataque dinamitero se reivindicó por un portavoz de los insurgentes afganos, Zabihullah Mujahed, quien vía telefónica afirmó que un rebelde detonó la carga explosiva que portaba cerca de un convoy de soldados extranjeros en Kabul.

Otro comunicado del Ministerio de Defensa reportó la muerte de dos soldados y un policía afganos durante enfrentamientos contra fuerzas rebeldes en la provincia suroccidental de Farah.