José Couso es un hijo de España. Un hombre que, como camarógrafo de una cadena de televisión de su país, afrontó los riesgos de la profesión y emprendió viaje a Iraq, donde pudo filmar imágenes de la bárbara agresión norteamericana contra aquel pueblo árabe.

Se supo —y nadie ha podido desmentirlo—, que un tanque de guerra norteamericano, con tripulación estadounidense, disparó sus obuses mortales contra el hotel Palestina, en Bagdad, donde Couso, junto a otros periodistas y camarógrafos, estaban hospedados. El hotel —una instalación civil ciento por ciento— fue ametrallado y uno de los obuses mató a Couso. Eso ocurrió el 8 de abril del 2003.

Lo insólito es que, cinco años después, el mundo haya amanecido con la noticia de que la causa contra los tres militares norteamericanos que dispararon contra Couso y lo ultimaron, haya sido revocada por la Audiencia Nacional española.

La decisión del tribunal obliga al juez instructor, Santiago Pedraz, a revocar el procesamiento de los tres uniformados, el sargento Thomas Gibson, el teniente coronel Philip de Camp y el capitán Philip Wolford, señala un despacho de ANSA.

El Tribunal estimó que no hay indicios "suficientes" para continuar con la investigación. De este modo el Tribunal ha respaldado la postura de la Fiscalía que el pasado 21 de abril pidió el archivo de la causa porque consideró que la muerte del camarógrafo se enmarcaba dentro de un "acto de guerra".