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Amazonas forma sus primeros médicos
No le tenemos miedo al paciente
Más de 23 500 venezolanos cursan hoy la carrera
de Medicina Integral Comunitaria
JUAN ANTONIO BORREGO
PUERTO AYACUCHO, Venezuela.— El doctor Julio Guerra había ejercido
en Cuba, e incluso exhibía en su currículo la rica experiencia
profesional de su misión en Guatemala, sin embargo él mismo confiesa
que donde verdaderamente se graduó de médico fue en las selvas de La
Esmeralda, en el Alto Orinoco venezolano.
La
vinculación temprana del estudiante al paciente constituye la piedra
angular del programa de estudio.
"Nunca había visto morir a un niño en 20 minutos", dice mientras
rememora el fatal brote de diarreas por rotavirus que se llevó 11
vidas sin poder hacer casi nada para evitarlo. "Estuve reanimando a
una niña de la etnia yanomami media hora después de fallecida porque
no podía creerlo —recuerda como si lo estuviera viviendo otra vez—,
entonces un compañero me sacó del lugar y me fui a llorar para la
acera".
Hoy Julio es el vicecoordinador de la misión cubana de Salud en el
estado de Amazonas, donde cooperantes de la ínsula caribeña, entre
otras funciones, impulsan el programa de formación del médico integral
comunitario, una estrategia del Gobierno bolivariano para acercar los
servicios sanitarios a los más necesitados.
"Los médicos de Amazonas por tradición se han formado en Caracas o
en otras ciudades, ahora estamos impulsando este proyecto aquí, ya
tenemos 87 estudiantes en los primeros tres años de la carrera y
esperamos que eso sirva de mucho", dice.
FRENTE A LA EPIDEMIA DEL DENGUE
"Sin haberme graduado he ayudado a mucha gente", asegura Brenda
Arias, una promotora de Salud de Puerto Ayacucho que cursa el tercer
año de la carrera y que dice sentir gran satisfacción personal por
figurar entre los más de 23 500 venezolanos que estudian para
convertirse en médicos integrales comunitarios.
 Alumnos
de tercer año intercambian con profesores cubanos.
"Me ha sido de gran utilidad el ejercicio de la práctica, desde el
premédico nos vinculamos a la epidemia del dengue, un estudiante de
tercer año por la vía tradicional no hubiera tocado ni un caso
todavía, nosotros en cambio ya hemos adelantado el examen físico, no
le tenemos miedo al paciente", explica.
José Cavi exhibe con orgullo la computadora y el esfigmo que le
regaló el presidente Hugo Chávez, y Celid Ortuno, por su parte,
coincide en que dado su origen humilde le hubiera sido imposible
acceder a la carrera de no existir la colaboración cubana.
"Todavía se habla mal de este método, como si se tratara de un
cursito —dice Celid—, mucha gente no le da el verdadero valor al
programa, pero aquí desde que somos estudiantes ya sabemos cómo viven
nuestros pacientes y hasta qué comen".
ESTAMOS ACOSTUMBRADOS A ESTE FUEGO
Desde su puesto como responsable del programa de formación de
médicos en Amazonas, el doctor cu-bano Daniel Mora Paumier asegura que
aunque la mayor novedad del proyecto es la vinculación temprana del
estudiante con el paciente, tampoco se puede desdeñar su preparación
teórica.
"Contamos con docentes de alto nivel —dice—, especialistas en
Medicina General Integral, Medicina Interna, Ginecología y
Obstetricia, Pediatría, Epidemiología, etc., que asumen el contenido
de manera integrada.
"En un primer momento partimos de una actividad docente
orientadora, consolidamos el contenido, lo evaluamos y todos los días
participamos en el escenario principal, la práctica, ya sea en la
comunidad, en los consultorios, en el CDI (Centro de Diagnóstico
Integral), pero siempre en contacto con el paciente", asegura el
doctor Mora.
"No creo que esta formación sea menos que la otra", advierte la
doctora Olga Lidia Pérez, una experimentada profesional cubana con
misiones también en Guatemala y Bolivia. "Veo a los muchachos con
entusiasmo y disciplina y por nuestra parte no hay problemas, estamos
acostumbrados a este fuego". |