En beneficio de los suelos y la
biodiversidad se plantaron 350 hectáreas de árboles en el lomerío, lo
que favoreció a Villa Clara para la obtención del segundo lugar en la
emulación nacional del Plan Turquino.
Positivos resultados en el aumento de la floresta, durante el año
último, por un sistemático trabajo en la reforestación de las montañas
facilitó el incremento del índice de boscosidad por encima del 31 por
ciento.
Guayaba, chirimoya y aguacate figuran entre las especies elegidas
para la siembra de plantas madero-melíferas y frutales, además del
incremento del empleo del bambú con el doble propósito de proteger la
faja hidrorreguladora y la formación de materia orgánica de los
suelos.
Yainely Pérez, especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y
Medio Ambiente en la provincia, dijo a la AIN que entre las medidas
adoptadas para la proliferación de los árboles figura la existencia de
25 fincas forestales, producción de posturas y mejoramiento de
terrenos.
Las siembras en las alturas abarcaron zonas anteriormente afectadas
por la tala indiscriminada, incendios e inadecuadas actividades
agrícolas conducentes a la pérdida de la vegetación oriunda.
Aunque se originaron fuegos en los macizos de Guahumaya y
Bamburanao crece la protección con un regular pronóstico
agrometeorológico sobre las condiciones del tiempo favorables para los
siniestros pero que en buena medida dependen de negligencias humanas.