"Es un sueño cumplido para mí trabajar en esta Sala", dice.
El porqué de sus palabras se revela cuando conocemos que a Roberto,
en 1994, y con cuatro años de edad, lo trajeron al cuerpo de guardia
del hospital por presentar fuertes dolores abdominales. Luego de
varios exámenes practicados se alcanzó el diagnóstico de certeza:
linfoma no-Hodgkin en estadio avanzado, un tumor del sistema de los
ganglios y tejidos linfáticos que ocupa el tercer lugar en frecuencia
en niños y jóvenes de nuestro país.
Rememora aún imágenes de esa etapa de su vida: "batas blancas a mi
alrededor", "dolores", "el llanto y el sufrimiento de mi mamá, sus
abrazos, siempre a mi lado"...
Los
profesores Martha Longchong y Ricardo Cabanas.
El doctor Ricardo Cabanas, especialista en Oncopediatría, fue uno
de los médicos que le ofreció atención. Transcurridos 14 años sin que
se hayan presentado secuelas físicas ni psicológicas, e incorporado
socialmente, podemos apreciar que Roberto —dice— se encuentra curado.
Y su buen estado constituye para él también un acicate para continuar
elevando el nivel técnico alcanzado.
Los avances científicos registrados, y el alto nivel de la
Oncopediatría en Cuba, permiten asegurar que en general un tumor
maligno, en cualquiera de sus localizaciones, es posible curarlo,
sobre todo cuando es diagnosticado en su etapa inicial.
La Oncopediatría es una subespecialidad médica que integran
pediatras, oncólogos y también hematólogos. Los especialistas de estas
ramas de las ciencias médicas son fundamentalmente los responsables de
la atención de pacientes aquejados de neoplasias durante la infancia.
Cada año se reportan en el país alrededor de 300 nuevos casos de
cáncer en menores de 15 años, los que comparados con unos 30 000 que
se presentan en adultos, representa un 1,5%.
De acuerdo con el autorizado criterio de la Doctora en Ciencias
Médicas Martha Longchong, profesora Consultante de Oncología
Pediátrica, investigadora de Mérito y jefa del Programa y de la
Comisión Nacional contra el Cáncer Infanto-Juvenil, las neoplasias en
la infancia constituyen un problema de salud en Cuba, teniendo en
cuenta la reducción alcanzada en las enfermedades infecciosas,
parasitarias y de desnutrición severa, heredadas por el abandono
sanitario de la población en la seudorrepública.
La leucemia ocupa el primer lugar de todos los cánceres
pediátricos, seguida por los tumores del sistema nervioso central, los
linfomas (no-Hodgkin y Hodgkin), el neuroblastoma, que se origina en
el sistema nervioso simpático; el renal, conocido como nefroblastoma o
tumor de Willms, y el retinoblastoma, el más frecuente en el órgano de
la visión.
Para la atención de estos pacientes se dispone de nueve servicios,
ubicados en hospitales de Pinar del Río, Ciudad de La Habana (Juan
Manuel Márquez, que es Centro Nacional de Referencia; William Soler,
institutos de Hematología y el de Oncología), Villa Clara, Camagüey,
Holguín y el Pediátrico Sur de Santiago de Cuba, que en total reúnen
155 camas distribuidas de acuerdo con la población infantil que
atienden.
El programa nacional, altamente jerarquizado por el Departamento
Materno-Infantil del Ministerio de Salud Pública, permite que
especialistas en Oncopediatría hagan efectivas las acciones
establecidas para el diagnóstico y tratamiento de los principales
tumores de la infancia, de modo tal que los pacientes de toda la Isla
reciban una atención de manera uniforme y con los procederes más
actualizados.
No falta a ninguno de estos pacientes —indica la profesora
Longchong— ni los citostáticos que requieran ni los medicamentos
llamados de soporte, algunos de los cuales son fabricados
exclusivamente en los Estados Unidos, y prohibida su venta a Cuba por
la inhumana y criminal guerra económica, "en el momento actual no
faltan porque son producidos en centros del Polo Científico del oeste
de La Habana".
Atendiendo a que cuando un niño enferma de una grave dolencia la
familia debe hacer frente también a repercusiones sociales, la
Revolución garantiza a estos pacientes —sin excepciones— una atención
integral, que incluye asistencia médica, psicológica, educativa y de
apoyo socioeconómico.
La doctora Longchong, una reconocida científica en el campo de su
especialidad, indica que, desafortunadamente, no existe la prevención
para los principales tumores que afectan a la infancia, pero asegura
que todos podrían curarse si se diagnosticaran en etapas tempranas. Y
en Cuba, dice, hay muchos Roberto.
Con una experiencia clínica que rebasa el medio siglo, alerta que
siempre que un niño se queje de dolores abdominales, le aparezcan
ganglios en el cuello, una fiebre "inexplicable", debe recurrirse al
médico y, si continúa con los síntomas, se acudirá entonces a uno de
nuestros centros especializados en Oncología Pediátrica.