Obras ¿concluidas?

Katia Siberia García

La falta de mantenimiento es nuestro "talón de Aquiles". Sobre este asunto versan en Sancti Spíritus múltiples explicaciones y afloran no pocas expectativas.

Foto: Vicente BritoEl Instituto Politécnico de Informática Armando de la Rosa ha sido uno de los centros en los que la calidad se ha seguido de cerca.

¿Ejemplos?

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El policlínico del área centro, ubicado en la ampliación de los Olivos, en la cabecera provincial, un año después de terminado, aún no hacía uso de su salón de operaciones. Las filtraciones obligaron a cerrarlo. "Dentro del contrato quedaba claro que la empresa constructora en un periodo de seis meses se haría cargo de cualquier arreglo, pero eso no se cumplió", recuerda su directora Norka Mustelier, quien recién anunció que hace unas semanas el salón ya presta servicios y se operaron los primeros 11 pacientes. ¿A cuántos hubieran podido atender en todo ese tiempo?

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La escuela primaria Julio Antonio Mella, también en el municipio de Sancti Spíritus, fue de las primeras en repararse cuando comenzaron las inversiones de la Batalla de Ideas. En el año 2003 se acometió la restauración sin una subdirección de inversiones creada.

Foto: Vicente BritoEl trabajo en los policlínicos ha sido una de las labores priorizadas.

Madera verde en las persianas, comedor a medias, tazas sanitarias que no descargaban y repello cayendo a pedazos fueron algunas de las consecuencias, rememora Tania Mendoza, la administradora. Una segunda inversión reparó los anteriores "descuidos" y caso cerrado. Cuánto costó o qué pasó con los responsables, parecen ser detalles olvidados.

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En Jatibonico, la construcción del nuevo policlínico Antonio Ávila Valdivia vaticinó muchas facilidades. Pero otra ha sido la realidad. Existen baños y consultas a los que el agua nunca ha podido llegar. Aníbal Arbelayz Echemendía, administrador del centro, asegura que aunque el cuerpo de guardia apenas tiene un tercio de las lámparas necesarias y varias puertas no logran coincidir con su marco, todavía muchos siguen esperando la gota de agua retardada. ¿Cómo se resuelve el problema? ¿Quiénes permitieron tantos desajustes?

Los operarios hoy disponen de nuevas herramientas para realizar su trabajo.

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La EIDE Lino Salabarría se encuentra en plena faena constructiva desde hace cinco años. Allí se remodelan las piscinas, al mismo tiempo que el repello de las paredes y el techo caen a pedazos. El subdirector administrativo, Iroel León, desde ya predice que cuando se termine la última parte de la escuela habrá que comenzar nuevamente por la primera. ¿Fuertes vientos o demasiada arena en sustitución de cemento?

Las respuestas

Ante tantas interrogantes, Granma entrevistó a los vicedirectores provinciales de inversiones en Educación y Salud, Wilian Luis Morel y José Antonio Martín Herrera, respectivamente, máximos responsables de la ejecución y mantenimiento de las obras en estos sectores.

Durante las conversaciones, una y otra vez surgió el tema de la calidad de las construcciones. Los dos directivos coinciden en que el mal acabado deja una secuela muy difícil de resolver con los obreros de mantenimiento. Ahí comienza la cadena en la que inversionistas y contratistas aparecen como figuras imprescindibles. El control de los recursos, la calidad de la ejecución, los suministros y el cronograma de la obra son algunas de las tareas que han de cumplir.

Cuando se realizaron las primeras inversiones no existía una subdirección creada. Un departamento con un grupo de técnicos asumió la responsabilidad, y la terminación de las obras no fue muy buena, afirma Morel.

Hoy encontrar inversionistas no es fácil, y en esto concuerda también Martín. Entre las causas señala el poco estímulo monetario, pues el inversionista, responsable de toda la obra, gana unos 400 pesos, mientras que, por ejemplo, el contratista recibe hasta 800.

Ambos aseguran que sus plantillas de subdirectores municipales están cubiertas, y aunque hace poco tiempo no sucedía igual con los operarios de mantenimiento, la situación ha cambiado.

"El obrero de mantenimiento tiene un salario fijo y, sin embargo, al trabajar con el MICONS gana más, y si además lo hace en una obra de la Batalla de Ideas tiene hasta un 30% de estímulo, eso sin hablar de que por la calle, haciendo trabajos particulares recibe más dinero", reconoce Wilian Morel.

Ante esta situación, aclara, no siempre encontrábamos fuerza de trabajo, pero ahora se valora la posibilidad de vincular el salario a los resultados, y muchos han regresado a sus puestos.

La entrega de herramientas ha sido también un incentivo. Meses atrás muchos debían laborar con sus propios utensilios pero, según Martín, el Ministerio de Salud Pública aprobó una considerable suma para su compra.

Actualmente las brigadas de mantenimiento en cada municipio disponen de las herramientas necesarias y en los próximos meses deben entrar más para otorgarle un módulo a cada centro.

La mejoría también llega a Educación, pues Morel asegura que ya cuentan con hojas de segueta, pinzas de corte, taladros percutores, palas de albañil, vagón de construcción, entre otros instrumentos, y hoy se esfuerzan por dotar a más centros de estos recursos.

Para este año las obras de Salud y Educación asumidas por el programa de la Batalla de Ideas ya disponen de un presupuesto para el mantenimiento, superior incluso a otras etapas. Con la mano de obra, las herramientas y un riguroso control, los malos ejemplos deberán ser historia contada para no repetir.

José Antonio Martín y Wilian Morel reconocen que ellos son los principales responsables. Si una obra se recibe sin terminar, si un inversionista permite que "desaparezca" el cemento o si el prometido mantenimiento de la empresa constructora que figura en los contratos se incumple, hay que tomar medidas. Obviamente, junto a las perspectivas de hoy, se perciben descuidos. Ahora quedará enmendarlos.

Más constancia

Aunque el plan de mantenimiento compite por la escasez de fuerzas con las inversiones, este año la provincia emprendió menos labores constructivas, por lo que podrá dedicarle mayores esfuerzos al mantenimiento.

No sucederá como antes, explica Martín, que construíamos y nos olvidábamos de evitar el deterioro. Los miles de espirituanos que visitan estas instalaciones sociales lo comprobarán entonces. Y los trabajadores deberán cuidar también, pues para nadie es un secreto que el sentido de pertenencia no siempre funciona y la persiana de la escuela termina siendo un problema de otros.

Ante la sencilla matemática de no poder gastar más de lo que tenemos, la inversión tendrá que asumirse con una rigurosa mirada económica sin apartarse del beneficio social, y la constancia habrá de acompañar al mantenimiento.

Mientras eso no se haga, las obras nos recordarán los castillos de arena que de niños intentábamos hacer perdurar. Ojalá la "marea" sepa retener las desavenencias. Los buenos vientos que soplan en Sancti Spíritus tendrán la última palabra. Esperemos.

 

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