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El documento-base del XIV Foro de Sao Paulo, con sede aquí del 22 al
25 próximos, casi está listo para ser debatido por los más de 400
asistentes a la reunión, confirmaron hoy los organizadores.
A partir de ese instrumento, los delegados realizarán un exhaustivo
análisis de la contemporaneidad regional, signada por el ascenso de
las fuerzas progresistas y de izquierda y una contraofensiva de las
oligarquías nacionales con apoyo del gobierno de los Estados Unidos.
El documento -al que Prensa Latina tuvo acceso- expresa su respaldo
a Venezuela y Ecuador y denuncia la peligrosidad del Plan Colombia, la
intromisión de la CIA en los asuntos internos de diversos países y la
eventual intervención del Comando Sur en la región.
Sobre el conflicto derivado de la invasión de Colombia a territorio
de Ecuador, llama a esas naciones y a Venezuela a servirse del diálogo
para evitar un enfrentamiento de impredecibles consecuencias.
Respecto al referendo organizado en Bolivia por la oligarquía de
varios departamentos, afirma que apunta a la división del país y a la
pérdida de su unidad territorial con el propósito de mantener en sus
manos la riqueza en hidrocarburos y gas y la gran propiedad
latifundista.
Bajo la consigna La izquierda de América Latina y el Caribe en el
nuevo tiempo: la riqueza y la diversidad, el documento legitima
asimismo los empeños de varios gobiernos del continente por recuperar
las riquezas naturales de sus pueblos y Estados.
En ese sentido, evalúa que la nacionalización de sectores clave de
la economía en diversos países tiene por propósito la recuperación de
recursos inalienables de sus patrimonios y redujeron
significativamente la exacción a que los sometían las transnacionales.
También destaca otros créditos de las izquierdas en el poder, como
el apego a la democracia participativa, el respeto y defensa de los
derechos humanos, la inclusión social, el aumento de las fuentes de
empleo y del salario real y las garantías de acceso a los servicios de
educación y salud.
Alaba además los avances de la integración regional y llama a
profundizarlos mediante mecanismos que trasciendan los intereses
puramente mercantiles, incluida la activación de una agenda social
enfilada a hacer de los pueblos beneficiarios directos de ese proceso.
En ese sentido, llama a estimular las pequeñas y medianas empresas,
al sector cooperativo y las empresas recuperadas, así como a promover
la autogestión y otras formas de economía social solidaria.
Asimismo realza la significación del Banco del Sur como instrumento
llamado a financiar y promover el desarrollo regional sin depender de
entidades crediticias internacionales que realizan sus préstamos a
altos intereses y los condicionan a la aplicación de recetas
neoliberales.