Cada
año, cuando el mundo vota abrumadoramente contra el bloqueo, Estados
Unidos esgrime en Naciones Unidas que se trata de un asunto bilateral
entre Washington y La Habana.
Es una mentira dicha a voces y que nadie se traga, pues la
comunidad internacional sabe en carne propia que el cerco a Cuba es
una verdadera guerra económica que extiende sus garras por el mundo
entero.
Y su carácter extraterritorial es tal, que empresas y ciudadanos de
terceros países sufren la presión y sanciones norteamericanas, lo que
hace que no pocas firmas se vean obligadas a romper sus vínculos con
la Isla, a sabiendas de que ello provoca daños y perjuicios en la
nación bloqueada.
Laminador
300 de Antillana de Acero.
Que lo digan los trabajadores de Antillana de Acero, una de las
industrias de mayor peso por la importancia y el valor de su
producción en la economía nacional, que puede verse obligada a parar
los motores de sus laminadores de no concretarse la adquisición de los
equipos protectores imprescindibles para sustituir los que por decenas
de años allí han funcionado.
¿Qué significaría ese paro? Pues dejar de producir barras
corrugadas (cabillas) y otros elementos básicos para que el país
cumpla con el plan de construcción de viviendas, hospitales,
policlínicas, hoteles, entre otros.
¿Qué tiene que ver el bloqueo norteamericano con esto?
Dejemos que sea el ingeniero Michael Feston, especialista comercial
de la empresa ACINOX, del Ministerio de la Industria Sideromecánica (SIME),
quien explique el caso que nos ocupa:
El
ingeniero Juan Carlos Torres nos explica ante el panel de protección
en Antillana.
Antillana de Acero tiene serios problemas con motores que necesitan
protección contra dificultades técnicas que podrían paralizarlos.
"En el caso que nos ocupa se trata de un protector digital
multifuncional ZIV, es decir, que preserva los motores contra posibles
daños por cambios de voltaje, temperatura, entre otros.
"Es un aditamento con tecnología de punta hecho en España por la
División ZIV P+C S.L.
"Nuestra línea de trabajo en ACINOX es la de buscar los productos
de forma directa con los fabricantes, sin intermediarios que los
encarezcan.
"Iniciamos la negociación en el 2006 con la citada empresa, que
primero nos pidió el pago por adelantado, lo que no aceptamos y al
final logramos un acuerdo de abonar un 30% contra la entrega de la
documentación básica y el 70% cuando la mercancía estuviera en Cuba.
"Una vez definido esto, pasamos a la parte legal, a llevarlo al
papel. Le enviamos la pro-forma de contrato con las regulaciones
establecidas para el comercio exterior. Ellos pusieron algunas trabas
pero lo aceptaron. Entonces hicimos nuestro expediente de compra que
aprobó el Banco Central.
"Le confirmamos al suministrador y dijeron que no había problemas,
que nos entregarían el equipo en unas ocho semanas".
Cuando todo estaba aparentemente resuelto, lo único que faltaba era
que ellos cumplieran con la entrega en el tiempo pactado.
Al respecto explica el ingeniero Feston: "Fue pasando el tiempo y
al ver que no se ejecutaba el convenio en el plazo previsto, le
pasamos varios mensajes que no respondían.
"Hasta que en diciembre del año pasado nos hicieron llegar una
respuesta un poco ambigua, donde decían que no estaban en
condiciones de suministrarnos los equipos por tener problemas con las
licencias de componentes no europeos".
Al conocer la respuesta negativa de la empresa española, la
dirección de importación de ACINOX le envió un nuevo correo, al que
respondieron reiterando "... tenemos dificultades de licencias de
productos no europeos, que nuestros equipos incorporan (tanto a nivel
de hardware como de software) y es por lo que trataba de indicarle,
que debido al embargo que se ejerce a su país, no nos podemos permitir
tener problemas con nuestros suministradores no europeos".
Todo queda claro entonces: se trata de no tener problemas con
Estados Unidos, el país que bloquea a Cuba.
Se produce en una situación crítica, Antillana está demandando el
producto porque podría presentarse un paro en la acería por
dificultades de algún motor. Esto significa dejar de producir barras
corrugadas y otros componentes reclamados por las más disímiles obras
que se levantan en todo el país: viviendas, hospitales, escuelas...
"Nos dimos a la tarea —explica el ingeniero Feston— de buscar otros
suministradores. Y al final llegamos a uno en la propia España, pero
con el cual el valor del equipo en cuestión se duplica respecto al
precio del fabricante que nos negó la venta por el bloqueo... "
Periodista y fotógrafo de Granma acudimos a Antillana de
Acero, en el Cotorro. Allí, el ingeniero Juan Carlos Torres Barceló,
especialista eléctrico nos explica:
"Los protectores actuales son muy viejos, ya no garantizan la
calidad requerida. Deben dar seguridad a motores para los laminadores
250 y 300.
"Por ejemplo, de dañarse el laminador 300 se afectaría la
producción de unas 4 000 toneladas de barras corrugadas al mes por la
demora en su puesta en marcha nuevamente", enfatizó.