Nunca dejaremos de defender el disco como
un fenómeno cultural

Asegura Ciro Benemelis, presidente de Cubadisco

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Marcas de ventas, ganancias millonarias, posicionamientos mercantiles y, ahora con el desarrollo de nuevas tecnologías, cifras de descargas digitales, son términos que suelen medir, a escala universal, el éxito de la industria discográfica.

"Pero entre nosotros nunca dejaremos de defender el disco como un fenómeno cultural", dice este hombre en el que una larga experiencia en tareas de promoción se hace acompañar de un espíritu quijotesco, el que lo llevó a fundar más de una década atrás la Feria Internacional Cubadisco, cuando en medio de apremiantes condiciones materiales hablar de una plataforma de lanzamiento para el fonograma insular parecía un asunto quimérico.

Ciro Benemelis, presidente de Cubadisco, se enfrenta a partir de mañana sábado a la duodécima edición de un evento que con el tiempo se ha convertido en el más importante y aglutinador panorama de la creación musical en nuestro país, toda vez que a la jerarquía que concede al registro fonográfico en sí mismo suma una agenda múltiple y plural de presentaciones, conciertos, homenajes y debates.

"Creo que el principal resultado de Cubadisco pasa por haber llevado a un primer plano, en nuestro país, la importancia de la música grabada —expone Benemelis no sin cierta vehemencia y con conocimiento de causa—; en resaltar el papel del fonograma como atesorador de momentos de la creación. De no registrarse, la música, como ha dicho Leo Brouwer, en tanto proceso que transcurre en un lapso de tiempo determinado, pudiera perderse a partir del mismo instante en que cesa su ejecución. En esa línea de pensamiento, Silvio Rodríguez ha afirmado que para un músico la grabación es como garantizar un espacio en la posteridad. Esas han sido dos divisas esenciales de nuestro trabajo. Modestamente, y con muchas insatisfacciones, Cubadisco ha constituido una vía para el conocimiento sobre la industria de la música y también del audiovisual que hoy es un soporte de primer orden".

¿Podríamos hablar de plena correspondencia entre industria discográfica y creación musical cubana?

"Es cierto que se graban y comercializan títulos que son representativos de diversas áreas de la música cubana, pero hay otras más que se maltratan. ¿Dónde están los discos de música campesina, del buen repentismo donde tanta poesía hay? ¿Dónde están, cada año, los discos de canción lirica, de música coral, sinfónica, de cámara? Los discos de música folclórica de raíces africanas aparecen ocasionalmente. Hay que aprovechar todos los eventos posibles para detectar excelencias. Con los trovadores y jazzistas algo se ha hecho. Los encuentros en el Centro Pablo de la Torriente Brau y los festivales JoJazz son ejemplos de una labor promocional seria que va quedando registrada, pero no agotan las posibilidades en campos donde la creación es mucho más rica. El Premio Cubadisco ha sido un referente esencial para descubrir lo que falta para que toda la música cubana se refleje en la discografía. No se trata tampoco de quemar etapas, saldar deudas históricas. Nuestra política discográfica no puede depender de eso, sino debe proyectarse coherentemente".

¿Acaso no crees que pesen en dichas ausencias u omisiones criterios comerciales?

"Recuerdo a un conocido empresario que un día me dijo: ‘Para nosotros tener en nuestro catálogo música culta, tradicional y la folclórica es un asunto de prestigio; aunque no nos dé ganancias, es una inversión’. En nuestro país debía hacerse con mucha más razón, porque la esencia de nuestra labor es cultural. A veces escucho que tal disco de música culta o folclórica no es comercial. Eso es absolutamente falso. Precisamente a esos fonogramas de músicas clásicas o folclóricas, que rescatan patrimonios y guardan las memorias de antaño y aún las vivas, hay que darles un tratamiento diferenciado en su promoción y en su colocación en el mercado. Pero también, considero, ha llegado el momento de incentivar otras formas de circulación de las producciones fonográficas en nuestro medio".

¿Qué iniciativas podrían ser factibles para lograr otro tipo de socialización de nuestra industria fonográfica?

"Podríamos fomentar condiciones para masificar la presencia del disco cubano en el sistema educativo desde la enseñanza preescolar hasta la universitaria. Por supuesto que hay que dotar a esas instituciones de los equipos reproductores. En muchas escuelas donde hay equipos de audio solo se oyen temas que nada tienen que ver con nuestra identidad, temas banales en lo textual y lo musical. Esos oídos se mal educan. ¿Te imaginas una buena fonoteca en cada una de nuestras escuelas, renovándola constantemente con las nuevas producciones? Parece una utopía, pero más temprano que tarde podría convertirse en una realidad. Ahí es donde deben ir las primeras Fonotecas Populares o Familiares, una propuesta que el Instituto Cubano de la Música trata de canalizar".

¿Algún otro camino para vitalizar a la discografía cubana?

"Se impone un salto cualitativo conceptual y profesional en la proyección estratégica de nuestra industria en consonancia con nuestra política cultural. En la creación está el embrión de todo lo demás y junto al creador de la música debe estar lo que llamamos el productor ejecutivo del disco que tiene que tener la sensibilidad suficiente para crear junto al músico un producto de excelencia. Para ello hay que prepararse, escuchar mucha música, leer mucho, estudiar mucho, asesorarse mucho, y escuchar más. Y no me refiero solo a escuchar música sino a escuchar criterios. Hay muchos nuevos talentos sobre los cuales debemos tener una atención permanente. No podemos darnos el lujo de perderlos. Entre todos estamos en la obligación de interiorizar el concepto de que cada casa discográfica debe ser más una institución cultural que una simple empresa cumplidora de ingresos, sin olvidar que se les exige por esto último. Cuando lanzamos Producciones Cubadisco, que hoy se llaman Producciones Colibrí, se hizo bajo el criterio de llenar los espacios de silencio que tenía la música cubana en la grabación. No es que creamos que se pueda abarcar todo pero se ha dado un primer paso que otros deben seguir. Cuando estas cosas sucedan a partir de índices eficientes, podríamos blasonar entonces que la producción discográfica es reflejo de la creación musical cubana en todos los órdenes".

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