En el estudio de los ecosistemas
existentes en la Reserva Ecológica de Hatibonico, cobra especial
interés para la comunidad científica guantanamera el manejo de las
especies de la flora que allí se desarrollan.
Más de tres centenares de representantes del reino vegetal se
inventariaron en esa área protegida cubana ubicada en el extremo oeste
de la árida franja costera Sur, con características climáticas
extremas, donde las lluvias no superan, como promedio, los 500
milímetros al año.
Ese nicho ecológico de cerca de seis mil hectáreas de extensión
constituye también uno de los núcleos principales de la Reserva de
Biosfera Baconao, de Santiago de Cuba, en la cual se localizan cinco
formaciones vegetales bien definidas, con especies adaptadas a
condiciones de sequía.
El semidesértico territorio atesora gran número de plantas
espinosas y suculentas, de las cuales son significativas por su
copiosidad las cactáceas, representadas por más de una docena de
géneros, algunos de ellos endémicos, como el Melocactus evae,
localmente denominado melón de burro.
También se desarrollan en Hatibonico especies aún no descritas por
la ciencia, y otras de reconocido valor y seriamente amenazadas de
extinción, entre las que destacan el aguacate cimarrón, el caguairán y
el abrojo.
Acciones de restauración de ecosistemas ejecutan en ese territorio
especialistas de la Unidad Provincial de Servicios Ambientales, con el
objetivo de devolver el equilibrio a las zonas dañadas, y lograr que
la flora y fauna silvestre se multipliquen en un hábitat favorable a
sus exigencias vitales.
La reforestación es una de las actividades desplegadas en la
paradigmática reserva, distinguida por la presencia de Los Monitongos,
colinas de peculiares formas que convierten a este paraje en un sitio
natural único en Cuba.