El objetivo de Estados Unidos debe ser apoyar a nuestro aliado y amigo más cercano en Oriente Medio y al mismo tiempo hablar de esperanza en el futuro, dijo el mandatario aquí, donde se encuentra de visita para las celebraciones del 60 aniversario de la creación del estado israelí.

Asimismo, reafirmó que apoya al gobierno del Líbano, país que atraviesa desde 2005 una aguda crisis política, detrás de la cual, aseguran analistas y líderes árabes, se encuentra la mano de Washington y Tel Aviv.

Bush, dijo sentirse confiado en que antes de finalizar su mandato, a finales de este año, se alcance un acuerdo de paz israelo-palestino.

Mientras el mandatario estadounidense se entrevistaba con su homólogo israelí Shimón Peres y anunciaba su confianza en la paz levantina, el Tsahal asesinaba a otros cuatro palestinos durante dos incursiones militares en el norte y el sur de la Franja de Gaza.

Desde que se reanudaron las conversaciones entre palestinos e israelíes bajo el auspicio de la Casa Blanca, en noviembre pasado, más de 400 palestinos perdieron la vida a manos del ejército de Israel, según fuentes de organizaciones humanitarias.

Esta es la segunda visita que realiza Bush al Levante en lo que va de este año y pese a su optimismo, la misma está salpicada de malos augurios para sus aliados: desde acusaciones de corrupción contra el primer ministro israelí Ehud Olmert, hasta intensos enfrentamientos entre la oposición y el gobierno en el Líbano.

Mientras el gobierno israelí dispensaba una agradable acogida al mandatario norteamericano en Tierra Santa, los árabes manifestaron su rechazo a su presencia en la región.