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La comisión de la Liga Árabe que mediará en la crisis política
libanesa intenta desde hoy buscar una solución negociada a los
enfrentamientos entre la oposición parlamentaria y los seguidores del
diputado Saad Hariri.
Tras una semana de choques armados y la movilización ayer del
ejército nacional para restaurar la seguridad, la misión trata de
lograr un entendimiento para que el deterioro de la situación política
no empuje a Líbano hacia una guerra.
La comisión fue creada en una reunión de emergencia el pasado
domingo y la integran los jefes de la diplomacia de Marruecos,
Argelia, Jordania, Omán, Qatar, Kuwait, Bahrein y Yibuti, y el
secretario general de la Liga, Amr Musa.
La preside el primer ministro y canciller qatarí, Hamad Bin Yasem
Bin Yaber al Zani.
Según el diario Al Akhbar, la estancia de esa delegación es "la
última oportunidad para un compromiso o para el caos".
No obstante el forcejeo entre la oposición parlamentaria y sus
rivales, la Liga está tratando de evitar una guerra como la de 1975 a
1990.
La violencia desatada el pasado 7 de mayo en medio de la
convocatoria a una huelga general para reclamar mayores salarios,
cobró 65 vidas y se reportaron unos 200 heridos, según fuentes de los
servicios médicos.
El ejército ocupó posiciones que consideró susceptibles de ser
atacadas por alguno de los grupos y eso permitió extender zonas de
calma en esta capital y en las montañas del sureste.
La oposición encabezada por el Partido de Dios (Hizbalá) y por Amal
(Esperanza) detuvo sus acciones armadas, pero continúa una campaña de
desobediencia, lo cual expresa la persistencia de las tensiones.
El programa de la delegación mediadora de la Liga Árabe incluye
conversaciones con el presidente del parlamento, Nabih Berri, y con el
primer ministro, Fuad Siniora.