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Un balance de la primera jornada del debate nacional sobre la reforma
energética en México señalo hoy el rechazo a un eventual intento de
privatizar la industria petrolera.
Los dos grandes partidos opositores, el de la Revolución
Democrática (PRD) y el Revolucionario Institucional (PRI),
coincidieron en esa posición junto a especialistas que expresaron sus
criterios al respecto.
La presidenta del PRI, Beatriz Paredes, llamó a revisar
exhaustivamente la propuesta oficial para no permitir cambio alguno
que signifique compartir la renta petrolera con empresas privadas
nacionales o extranjeras.
Paredes adelantó que su partido se opondrá a la entrega de la
construcción y operación de las nuevas refinerías a entidades
privadas, uno de los puntos fundamentales de ese documento.
Propuso la creación de filiales de Petróleos Mexicanos (PEMEX) para
dar participación a los gobiernos de los estados del país en
actividades de servicios y anunció que su partido demandará otras
modificaciones a la iniciativa oficial.
El ex director de la CEPAL y ex Secretario de Hacienda de México,
David Ibarra, pidió evitar se sigan creando conglomerados de
actividades privadas con funciones cada vez más estratégicas y resaltó
el empobrecimiento a que se ha llevado a PEMEX.
José Agustín Ortiz Pinchetti, en representación del ex candidato
presidencial Andrés Manuel López Obrador, anunció que éste presentara
su propio proyecto de reforma.
Este se basará en destinar todos los excedentes petroleros al
fortalecimiento de PEMEX para invertirlos en exploración, refinación,
petroquímica y mantenimiento y construcción de oleoductos e
instalaciones sin necesidad de participación del capital privado.
Recordó que los recursos excedentes de este año se estiman en 20
mil millones de dólares adicionales a los ingresos normales de la
empresa, más del doble de su presupuesto actual.
Igualmente, esa propuesta plantea fortalecer el Instituto Mexicano
del Petróleo para llevar a cabo las investigaciones para la
explotación de yacimientos en tierra y aguas profundas y reunificar
todas las subsidiarias en el cuerpo central de PEMEX.
El debate se extenderá por 71 días en las instalaciones del Senado
de la República antes del análisis parlamentario de los proyectos que
se presentan sobre el tema.