Erradicar una aparente paradoja ocupa a los montañeses de la
localidad de San Cristóbal en Pinar del Río, destacados en el
fomento de huertos caseros, organopónicos y otras variantes del
Movimiento de Agricultura Urbana.
De tal modo en las elevaciones de la Sierra del Rosario en la
demarcación -el 33 por ciento de su geografía- los lugareños
introducen nuevas opciones a la dieta alimentaria y dan mejor uso a
las tierras, resultado de impacto en los logros del municipio, uno
de los cuatro de la provincia candidatos a la condición de
Referencia nacional.
En el área del lomerío suman 60 organopónicos, unos 30 huertos
intensivos y varios espejos de agua, que acogen de conjunto, en
mayor o menor medida, los 28 subprogramas previstos en esta
iniciativa de diversificación de los cultivos.
Los montañeses de San Cristóbal, asesorados por técnicos e
ingenieros del Instituto Politécnico de Agronomía Manuel González,
priorizan la conservación de la tierra, la obtención de abonos
orgánicos, de semillas y el mejoramiento de los sistemas de riego.
Destacan en el orden productivo los subprogramas de hortalizas y
condimentos, plantas medicinales, ornamentales, frutas, tubérculos y
raíces, maíz, frijol, oleaginosas, unidos al apícola y a las crías
cunícolas, avícolas, porcinas y a la siembra de alevines en embalses
creados al efecto.
Incursionan, además, en el cultivo de arroz, a partir del
precedente del Comité de Experimentación Campesina, fundado en la
localidad de La Palma, mediante el cual especialistas en ese
producto, básico en la dieta cubana, facilitan simientes adecuadas a
la topografía de la cordillera.
Ubicado a sólo 72 kilómetros al oeste de la capital del país, San
Cristóbal dedica la generalidad de superficie a cosechas de caña y
café, en tanto la demanda de variedad de alimentos cuenta una
alternativa en el empleo intensivo de las pequeñas áreas de tierra
propuestas de la Agricultura Urbana, con 10 municipios de Referencia
Nacional, sin contar los que optan por ese mérito