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Bohemia: un siglo, una leyenda
PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu
Cuando
el 10 de mayo de 1908 circuló Bohemia por primera vez, sus editores
estaban lejos de suponer que aquella modesta empresa limitada entonces
a la capital, que se presentaba en su portada art decó como una
revista semanal ilustrada y pugnaba por entrar en el mercado de las
publicaciones literarias, artísticas y sociales de la época, ganaría
con el tiempo credenciales cada vez más consolidadas y sobreviviera
hasta cumplir un siglo de existencia.
Su primer propietario, Miguel Ángel Quevedo Pérez, tenía la ilusión
de competir con El Fígaro, semanario del cual era administrador, y
retomar la tradición de La Habana Elegante, paradigma de las
publicaciones finiseculares encaminadas a ocupar parte del ocio de las
clases en la cúspide de la pirámide social. Como fanático de la ópera,
seleccionó el título de una de sus obras preferidas de Puccini para
bautizar la revista.
MÁS QUE UNA REVISTA
En el hemisferio occidental no hay otra publicación entre las de su
clase que la aventaje en longevidad. Ni siquiera las norteamericanas
Life y Time, fundadas respectivamente en 1936 y 1923 llegan a la edad
de nuestra publicación.
Bohemia
es mucho más que una revista. Es una institución. Tanto arraigo
popular hizo que en el lenguaje cotidiano de no pocos de los
habitantes de la isla por los años sesenta, toda revista fuese una
bohemia, y así escuchamos vocear bohemias chinas, alemanas
y rusas.
No se sabe cómo ni cuándo comenzó la práctica de leer la Bohemia de
atrás hacia delante, como si fuera una revista japonesa. Tal vez el
hábito tenga que ver con la psicología humorística del cubano, que
antes de adentrarse en artículos y reportajes de fondo quiso ver las
caricaturas de la última página o las notas curiosas colocadas al
final de cada edición.
Al menos dos veces estuvo a punto de sucumbir por dificultades
financieras: hacia 1926, cuando apenas lograba imprimir 4 000
ejemplares, y tras el crac bancario de 1929. Pero ya entonces, bajo la
dirección de otro Miguel Ángel Quevedo, hijo del fundador, los
anunciantes más avispados apostaron por una revista que comenzaban a
buscar los lectores de los más amplios estratos sociales, debido a que
se había situado al margen, y a veces criticaba, a la dictadura
machadista.
FIRMAS ELOCUENTES
La
estabilidad editorial y creciente popularidad de la revista a partir
de los años treinta determinaron la cada vez más profunda
identificación entre Bohemia y la intelectualidad cubana.
Firmas de lujo como las de Fernando Ortiz, Juan Marinello, Raúl
Roa, Luis Felipe Rodríguez, Jorge Mañach, Alfonso Hernández Catá,
Félix Pita Rodríguez, Mirta Aguirre, Regino Pedroso, Enrique Labrador
Ruiz, Ángel Augier y Emilio Roig de Leuchsenring publicaron en sus
páginas.
Uno de los paladines del periodismo nacional, Guido García Inclán
promovió en los cuarenta la necesidad de construir una tumba digna
para los restos mortales de José Martí.
Las crónicas de costumbres de Miguel de Marcos marcaron un estilo,
al igual que las deportivas de Eladio Secades.
Hacia los años cincuenta reportajes escritos por Oscar Pino Santos,
Onelio Jorge Cardoso y Samuel Feijóo denunciaron profundos problemas
sociales.
La lista de destacadas personalidades que desde entonces hasta
nuestros días han colaborado con Bohemia es interminable. Desde
historiadores como Leopoldo Horrego Estuch, Julio Le Riverend y José
Luciano Franco hasta escritores como El Indio Naborí, Raúl González de
Cascorro, Luis Suardíaz, y Lisandro Otero, sin olvidar que para el
eminente geógrafo Antonio Núñez Jiménez la Bohemia era uno de los
mejores vehículos para divulgar el pensamiento científico.
En la planta de Bohemia, como periodistas, estuvieron también otros
notables: el novelista Jaime Sarusky, el pintor y crítico de arte
Leonel López Nussa, la escritora Loló de la Torriente, que sistematizó
la sección sobre historia, y la pianista y crítica musical Ñola Sahig.
Y entre los periodistas de mayor pegada es necesario evocar a Fulvio
Fuentes, Mario García del Cueto, el infaltable traductor Julián
Iglesias, el sagaz reportero Reynaldo Peñalver Mora, el incomparable
Enrique Capetillo y el inefable Mario Kuchilán Sol.
No olvido a los gráficos. Bohemia atesora una de las más completas
colecciones de fotografías que se puedan imaginar en la prensa
latinoamericana y allí está Manolito, su celoso guardián, para
confirmarlo. Y en cuanto a la presencia del arte en su concepción, a
la impronta de Maribona y Massaguer, este último a fin de cuentas
enredado en su propio proyecto de la revista social, siguieron otros
no menos singulares impactos. Mencionemos uno: las portadas dibujadas
por Orlando Yanes.
LA SECCIÓN MÁS POPULAR
Indudablemente la sección más popular que ha tenido Bohemia a lo
largo de su existencia, es "En Cuba". Apareció el 4 de julio de 1943,
al cuidado de Enrique de la Osa y Carlos Lechuga. Este último reveló a
un colega: "Bohemia tenía el servicio informativo La marcha del
tiempo, de la revista norteamericana Time. A Miguel Ángel Quevedo,
su director, se le ocurrió acompañarlo con otro similar sobre el país
y ponerle La marcha del tiempo en Cuba, para lo que habló con
nosotros. Al principio tomamos la información en la prensa nacional y
extranjera, después tuvimos nuestras fuentes. Los mismos políticos a
veces nos ofrecían intimidades de otras figuras y los partidos, porque
se encontraban en pugna. El éxito se debió, además de la claridad de
estilo, colorido, datos inéditos, palos con las mismas noticias de los
diarios, a la orientación política, al combatir el bonche
universitario, el latrocinio en los distintos gobiernos de aquella
república mediatizada."
"En Cuba" llegó a aglutinar a un equipo de excelentes reporteros,
entre los que cabe mencionar a Marta Rojas, Diego González Martín,
Tony de la Osa, Jacinto Torras, Carlos Castañeda, Benito Novás Calvo y
Agustín Alles.
LA REVISTA DE FIDEL
El 4 de enero de 1959 los redactores de la publicación recibieron
el siguiente mensaje: "A la revista Bohemia mi primer saludo
después de la victoria porque fue nuestro más firme baluarte. Espero
que nos ayude en la paz como nos ayudó en estos largos años de lucha,
porque ahora comienza nuestra tarea más difícil y dura". Al pie,
la firma del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Desde mucho antes, Bohemia era también la revista de Fidel, tribuna
para la difusión de su programa político y la denuncia de los desmanes
del batistato, esto último mientras fue posible, debido a la férrea
censura del régimen. Lo que la dictadura obligó a callar se desató en
tres extraordinarias ediciones de enero de 1959, de tirada millonaria.
Fueron llamadas Ediciones de la Libertad.
Con esos nuevos aires, pese a momentos críticos como los que
obligaron a alargar la frecuencia de salida de la publicación, Bohemia
se ha sostenido en el último medio siglo: fiel a la Revolución, a su
pueblo y a Fidel. |
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