A cinco días del paso del ciclón
Nargis por Myanmar el cálculo de damnificados bordea el millón,
mientras en cuanto a daños económicos se calcula fue más devastador
que el tsunami de 2004.
La ultima cifra oficial fija en 30 mil los muertos y algo más de
40 mil los desaparecidos, mientras estimados de observadores
internacionales apuntan a casi 100 mil los fallecidos, de ellos
cerca de la mitad niños.
Todas las rutas de acceso de esta capital hacia el sur están
destruidas o interrumpidas.
El huracán Nargis trajo además un saldo rojo por los cuantiosos
daños económicos, pues barrió una vasta zona arrocera y demolió
cientos de miles de casas.
Reportes de la Organización para la Agricultura y la Alimentación
indican que el ciclón aniquiló los cultivos de arroz y la ganadería
y su efecto ya se hizo sentir en mercados internacionales.
El llamado tazón arrocero de esta nación surasiática, ubicado en
torno al delta del río Irrawaddy, fue arrasado por la embestida del
Nargis, que devastó de conjunto cinco provincias generadoras del el
65 por ciento de la producción total.
Persistentes temores en torno a Myanmar y sus posibles
requerimientos arroceros tras el paso del meteoro repercuten en la
región, mientras en el país se catapultaron los ya altos precios del
cereal, al igual que de los combustibles.
La situación muestra síntomas de mejoría en Yangón, pero la
ciudad permanece todavía a oscuras y las localidades aledañas
esperan aún por ayuda, aisladas por los estragos de la tormenta.
Las mayores amenazas para los damnificados son en estos momentos
las enfermedades, la escasez de alimentos y la falta de agua
potable, dijeron fuentes de organizaciones internacionales que
prestan asistencia a la población.
Ante la magnitud del desastre que enfrenta Myanmar, el secretario
general de la ONU, Ban Ki-moon, considera que sería prudente
centrarse en la movilización de todos los recursos y capacidades
para respaldar los esfuerzos de emergencia.