Rusia y el aniversario del fin de la Gran Guerra Patria

MIKHAIL KAMYNIN*

En el calendario de grandes fechas de Rusia, el 9 de mayo ocupa un lugar especial. La mera mención del Día de la Victoria hace vibrar el corazón de cada ruso tanto de gozo, como de profunda tristeza. Incluso hoy en día, pasados 63 años, es difícil hallar en el país una familia que saliera indemne de los estragos de aquella terrible guerra. Las duras pruebas que tuvieron que superar los pueblos de la Unión Soviética descubrieron la grandeza del espíritu humano, sacaron a la luz numerosos ejemplos de heroísmo, de verdadero patriotismo, hazañas personales de alcance incomparable. Justamente por esto, aquella confrontación bélica entró en la historia de nuestro país como la Gran Guerra Patria.

La Gran Guerra Patria fue verdaderamente un acontecimiento que marcó toda una época. En ella entraron en colisión no solo los intereses de los estados e ideologías diferentes, sino visiones diametralmente opuestas e irreconciliables de las bases sobre las que se asienta la existencia de la humanidad. Pueblos enteros apostaron la vida en esta lucha. Y los que hoy en día cuestionan en algunos países el significado de la victoria y el papel de nuestro país, olvidan que sin aquel triunfo muchos de esos países no seguirían en el mapa. Respecto a esto estamos sumamente agradecidos a los amigos cubanos que, consecuentemente, defienden la verdad histórica de la guerra y de esta manera contribuyen a la unión de todos los países y pueblos, la paz y solidaridad de cara a los desafíos globales del siglo XXI.

Nuestro deber, ante quienes ofrendaron su sangre para salvar a la humanidad de las garras del fascismo, consiste en poner una barrera segura en el camino de las ideas de intolerancia y superioridad racial, étnica o religiosa, detrás de las cuales se ocultan las pérfidas aspiraciones al dominio mundial que abonan el terreno para las nuevas amenazas. El desarrollo armonioso de las relaciones entre las diversas etnias y confesiones, la tolerancia y el respeto mutuo, el mantenimiento de la diversidad cultural y el diálogo constructivo y abierto de las civilizaciones: esas son las exigencias principales para combatir las fuerzas del odio y del extremismo.

Valorando los resultados de la Gran Guerra Patria, cabe destacar que la victoria sobre el bloque fascista significó la derrota de la ideología antihumana que fue la base de la política del Tercer Reich. El triunfo creó condiciones importantísimas para una renovación social en el mundo, para el fomento de los ideales de la democracia y el humanismo.

El resultado principal de la guerra no solo fue la victoria de una coalición sobre la otra: en rigor, fue la victoria de las fuerzas de la creación y la civilización sobre las fuerzas de la destrucción y la barbarie, la victoria de la vida sobre la muerte.

*Embajador de la Federación de Rusia en Cuba

 

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