Se estima que la catástrofe causó más de 100 000 muertos y la
principal ciudad del país, Yangón, está completamente paralizada por
los escombros.
Circularon incluso noticias de saqueos y, si la situación se
extiende en el tiempo y los aumentos de precios de los alimentos
continúan, a la destrucción podría sumarse la violencia.
La nación está afrontando una "devastación sin precedentes" en
las zonas afectadas, y "temo que descubriremos otras tragedias en
los próximos días", dijo en Ginebra Pierette Vu Thi, responsable de
los Programas de Emergencia de UNICEF.
"Los niños son los más vulnerables frente a un desastre tal.
Necesitan asistencia inmediata", agregó.
Unos 5 000 kilómetros cuadrados del delta del Irrawady están aún
sumergidos bajo el agua, y más de un millón de personas necesitan
ayuda urgente, dijo un portavoz de Naciones Unidas.
El subsecretario de la ONU para Asuntos Humanitarios, John Holmes,
reportó que el ciclón castigó gravemente a cerca de 1,5 millones de
personas en Myanmar, y se declaró insatisfecho por los pocos
progresos en hacer ingresar ayuda al país.