Romeros de corazón

MICHEL HERNÁNDEZ
michelher@granma.cip.cu

HOLGUÍN.— La vida en esta ciudad ya va dejando atrás el rocío silvestre del arte joven de más de 200 creadores de toda la Isla y de diversas partes del mundo reunidos en la décimoquinta edición de las Romerías de Mayo.

Foto: WILLIAM ROJAS El Hacha, símbolo de Holguín, desciende de la Loma de La Cruz, como uno de los últimos actos de las Romerías.

Los conciertos, las conferencias, los encuentros inesperados en medio de la madrugada profunda, la fiesta de abrazos entre nuevos y viejos amigos, los rugidos metaleros de las bandas de rock, los acordes de la peña Trovuntivitis que recogió su carpa en El Mejunje villaclareño para instalarla en medio del parque San Jos, dan paso a la quietud habitual que no cesará hasta ser interrumpida por otro de los tantos eventos que hacen de Holguín una plaza cultural a tomar en cuenta.

Los invitados retornan a sus lugares de origen con los ojos como platos y en las mochilas la esperanza de que estas fechas hayan tributado a construir el sueño colectivo de un mundo amueblado por la diversidad cultural.

Apenas salimos de la ciudad, todavía vestida como se visten las muchachas los domingos, la memoria evoca recuerdos tan nítidos como si los estuviéramos viviendo de nuevo. Los debates en el espacio Cámara Azul, que entregó su premio al joven realizador Nelson Martín y reconoció la obra de Bilko Cuervo; Palabras Compartidas, donde se recordó al poeta Emilio Ballagas; Memoria nuestra que estableció lazos de ilusión entre jóvenes que defendieron sus ponencias con la vehemencia de quien compromete el pensar con una idea que contribuya al desarrollo del pensamiento emancipador, y la música de la cantante sudafricana Lorraine Klaseen.

El breve espacio en que no dijo presente el cansancio lo aprovechamos para conocer de las tradiciones culturales de países como Perú, Brasil, Canadá, Venezuela, México, Japón; asistir a la casa de la trova Faustino Oramas, donde trovadores de todo el país parecían dejar día a día la vida sobre el escenario, y viajar por los rincones más increíbles de una urbe que subió un punto más alto con las Romerías, a pesar de ciertos detalles organizativos que deben ir puliéndose con el paso del tiempo para no lastimar las expectativas de cientos de personas que llegan aquí con la intención de participar en un festival que tiene mucho de realismo mágico, como la misma ciudad. Su símbolo, un hacha aborigen, vuelve a dormir ayer sobre la espalda de un edificio, después de ser bajada por fornidos hombres de la Loma de La Cruz.

Cabe decir que las Romerías se despidieron respirando el aire del triunfo. Más aun cuando el último día se presentó ante el miembro del Buró Político del Partido y ministro de Cultura, Abel Prieto la convocatoria al Festival Mundial de Juventudes Artísticas que cuenta con el apoyo de la Asociación Hermanos Saíz, máxima organizadora del evento y la Unión de Jóvenes Comunistas.

Las Romerías ya son historia, pero nosotros, los romeros de mayo, nos vamos convencidos de que la vida comienza de nuevo en cualquier esquina.

 

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