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Activistas checos, eslovacos y suizos de la organización ecologista
Greenpeace continúan hoy su quinto día de protesta contra la
instalación de un radar del sistema antimisil estadounidense en Brdy,
en el suroeste de esta capital.
Según informó Radio Praga, decenas de personas concurren a las
proximidades del polígono militar donde prevén instalar la base para
apoyar a los manifestantes, a pesar de los controles que ejercen
unidades policiales.
Los activistas esperan la llegada al lugar este fin de semana de
algunos diputados y alcaldes de la región, solidarizados con su causa.
Con anterioridad, la oposición parlamentaria checa exigió al
gobierno la celebración de un referendo sobre los planes
norteamericanos, rechazados por el 70 por ciento de la población y por
otros países europeos.
De acuerdo con los manifestantes, la instalación del radar de
seguimiento en la nación centroeuropea podría ocasionar daños a
humanos debido a posibles emisiones de radiación electromagnética.
También constituye una amenaza a la circulación de pasajeros por
vía aérea en una zona de 50 kilómetros de diámetros y a las
operaciones en el aeropuerto internacional de Ruzyne, en Praga,
subrayaron.
Por otra parte, integrantes de la asociación No a las Bases
sostienen que los planes de Washington ponen en riesgo a la soberanía
e integridad territorial checas.
Estados Unidos negocia esas instalaciones desde hace dos años con
autoridades de este país y Polonia, donde se completará el primer
pilar europeo del citado escudo antimisil, con una batería de 11
cohetes interceptores.
Rusia objeta tales preparativos en sus fronteras y los considera
una amenaza directa a su seguridad.
La instalación es justificada por la administración norteamericana
con el argumento de que contrarrestará eventuales ataques con armas de
destrucción masiva de carácter nuclear, químico o bacteriológico.