Defender la trova en cualquiera de los escenarios cubanos o internacionales en los cuales brinde sus virtudes musicales, pero tratando siempre de restarle posibles estatismos, viene a ser uno de los presupuestos esenciales en la carrera artística del popular trovador cubano Eduardo Sosa (Santiago de Cuba, 1972).

Quizás por esa cualidad recientemente fue enviado de nuestro país a Xalapa, capital del estado mexicano de Veracruz, donde además de ofrecer sus esperadas presentaciones, sostuvo intercambios para la posible firma de un convenio de colaboración entre instituciones mexicanas y cubanas, especialmente la Asociación Hermanos Saíz (AHS) que agrupa a jóvenes escritores y artistas.

"La experiencia no solo fue muy provechosa en el plano personal, sino por lo que representa en un futuro inmediato para las relaciones culturales entre ambas partes, sobre todo porque en Veracruz nuestra música es muy querida", explicó para luego sostener que hay muchas personalidades de la cultura mexicana interesadas en tener espacios de colaboración con Cuba.

El autor de Eduardo Sosa, su más reciente producción discográfica publicada por el sello Colibrí, del Instituto Cubano de la Música, apuntó que aunque la trova tiene en tierra veracruzana "una fuerza tremenda", el proyecto abarca presentaciones de libros, de danzas, exposiciones de artes plásticas, y otras expresiones. Citó entre algunos de los frutos que podrá rendir de momento la creación de una Casa del Joven Creador en Xalapa.

Licenciado en Educación Musical en el Instituto Superior Pedagógico Frank País, de su tierra natal, miembro de la AHS, Eduardo Sosa recuerda de sus inicios los días de trovador en el movimiento de artistas aficionados de la FEU para más tarde saltar al plano profesional con el dúo Postrova, donde compartió sus inquietudes profesionales a lo largo de cinco años.

Después decidió emprender su carrera en solitario la que lo ha llevado a grabar 4 CD —de ellos Eduardo Sosa fue nominado en la categoría de Trova de cara al Premio Cubadisco 2008—, y a conquistar al público en escenarios de más de 15 países, en algunos de los cuales estuvo junto a figuras como Fito Paéz, Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.

"Lo de los espacios es cierto, hay pocos y desgraciadamente muchos en los que se podría hacer un poco de trova están contaminados con otros géneros. Cuando uno sale de Cuba, la gente te pregunta bastante por la trova y en casa del herrero cuchillo de palo. Yo pienso que hay que tratar de defender la trova, lo que pasa es también que este tiene que ser un género o movimiento no estático, hay que ir acomodándose a las nuevas sonoridades y estilos, aunque esto no signifique dejar a un lado las raíces. Se pueden asumir nuevos roles sin perder la identidad dentro de las influencias más modernas".

"Eso ocurre en todas las manifestaciones. Si te pones a profundizar en la historia de la Nueva Trova, vemos como casi se convirtió en una institución y los propios dirigentes juveniles tenían entre sus compromisos que en cada municipio al menos hubiera un trovador. Es verdad que hay gente que no es la idónea, pero yo pienso que las personas que tengan una verdadera entrega, un afán creativo interesante en busca de que la trova sobresalga, sobreviva, y se conserve como uno de los pilares fundamentales de la cultura cubana, invariablemente van a ser reconocidos. Las modas pasan, las esencias siempre se van a mantener".