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Un raro acontecimiento cultural
Obras de Samuel Feijóo en el Museo Nacional de
Bellas Artes
VIRGILIO LÓPEZ LEMUS
El
Museo Nacional de Bellas Artes presenta una exposición retrospectiva
de la obra pictórica de uno de los mayores poetas cubanos de todos los
tiempos. Me refiero a Un sol desconocido: Samuel Feijóo, que
fue inaugurada el pasado viernes 25 de abril, con palabras de
apertura, magistrales como suyas, del historiador Eusebio Leal, con la
presencia de Adamelia Feijóo, hija del poeta-pintor, y de un grupo de
amigos y admiradores del autor de Faz, que incluyó a
personalidades cimeras como Cintio Vitier y Fina García Marruz, entre
tantos otros.
Quisiera solo llamar la atención sobre esta importantísima muestra.
Es la más significativa de cuantas se hayan realizado (pocas, raras)
de la obra feijoseana, y bien vale la pena que cualquier cubano,
residente en cualquier parte del país o fuera de él, que pueda pasar
cerca del Museo Nacional de Bellas Artes, la visite hasta junio del
presente año.
Con
Cleva Solís, Samuel sostuvo una larga amistad con fundamentos en la
creación poética y plástica.
¿Por qué? No se trata aquí solo de una muestra de una extensa y
rica obra que va de 1937 a los primeros años de la década de 1980.
Estamos en presencia de un pintor que poco a poco se irá convirtiendo
en un hito, que posee rango suficiente como para que se observen en
sus obras elementos de la idiosincrasia de la nación cubana, y para
advertir que este hombre, cantor de la naturaleza, fue mucho más allá
que la creación de una obra personal en su estricto sentido. La
cena (1944), El Polifemo cubano (1948), El mito del
conejo (1950-1952), La cena del guajiro (1954-1963),
Esta noche baila aquí Alicia Alonso¼
(1977), y el conjunto de la muestra, hablan de identidad, de belleza y
color, de extraña mezcla de alegría y tristeza, y de emoción propia de
un pueblo como el nuestro.
El gran artista y crítico de arte alemán Robert Altmann,
universalmente conocido, definió la obra de Feijóo, en palabras
expresamente escritas para esta exposición: "La vía extraña y
profundamente original que iba a seguir el arte gráfico de Feijóo,
desligado de toda tradición, de todo estilo, sorprendente en su
rareza, imitaba el vegetal sarmentoso en su caótico crecimiento¼
". Y el curador Roberto Cobas nos insta en el catálogo a "continuar
descifrando los enigmas de un creador auténtico, profundamente cubano
y universal".
La gran maraña creativa de Samuel Feijóo, en prosa poética y
narrativa, en versos de los más elevados de la poesía cubana, se
transfiere en imágenes visuales, pictóricas. Estamos ante una poética
de lo vegetal arbóreo, de la naturaleza vestida de ornamento y
desvestida en una impresionante orgía de bejuqueras, frutas, arbustos,
colorido (el explosivo Los músicos, 1944), que tiene detrás de
cada cuadro una inteligencia compositiva, un sentido general de la
poesía.
Y ese es el centro de esta rara exposición, magistral y por ello
extraordinaria: el sentido último que la integra es el concepto de la
poesía, la honda poética de la naturaleza que el muy singular Samuel
Feijóo (1914-1992) nos legó a los cubanos. Recorrerla, observar una a
una cada pieza pictórica es conocer una arista maravillosa de un
hombre cuya vida y obra creció en el amor a su pueblo, en la fidelidad
a sus esencias populares, raíz de nuestra mejor cultura. Un sol
desconocido: Samuel Feijóo, no es una exposición "más", es un
acontecimiento que se disfruta y que nos eleva. Allí nos aguardan
personajes, damas que reposan entre la maleza, reyes, reinas del
pueblo entre bejucos y frutas, mitos cubanos, crítica social, alegre
magia del color profuso, todo un espectáculo de gran arte, obra de un
artista extraordinario cuya valoración sigue creciendo. |