José Díaz Rodríguez, Pepe, como le llamaban sus compañeros, fue
sepultado el pasado domingo en la necrópolis de Colón.
Entre los hechos relevantes en la vida revolucionaria de este
destacado combatiente de la lucha clandestina y del Ejército Rebelde,
aparece el que protagonizó en la madrugada del 2 al 3 de diciembre de
1956 cuando ya se había informado del arribo de la expedición
comandada por Fidel a las costas del sur de oriente.
En esa ocasión realizó un sabotaje que paralizó por varias horas la
cervecería Hatuey, en El Cotorro. Haciendo honor a su valentía
escribió en el pizarrón ubicado en el lugar, de su puño y letra: "Este
sabotaje se hace en nombre del 26 de Julio y en respaldo a Fidel y a
sus compañeros", y lo firmó con su nombre. Gracias a ese gesto impidió
que se involucraran a otros compañeros del Movimiento Revolucionario.
Durante la clandestinidad guardó prisión en el Castillo del
Príncipe, fue nombrado responsable de los presos políticos allí
recluidos y un activo participante en la huelga de hambre de febrero
de 1958.
Después del triunfo de la Revolución se reintegró a su trabajo como
tornero en la cervecería del Cotorro y posteriormente ocupó
responsabilidades como dirigente en el sector industrial. Recibió por
sus méritos diversas condecoraciones conferidas por el Consejo de
Estado. Al morir, a los 79 años, ostentaba la condición de fundador
del Partido.