Ascensión después de la caída

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

NUEVA GERONA.— Ciertas malas compañías le hicieron creer que el camino más fácil hacia la dicha pasaba por despojar al prójimo de bienes personales y venderlos en el mercado negro.

Foto: IVÁN SOCASilvio con la réplica de El Pinero.

Hábil para las cuentas, de fértil imaginación mal encauzada y observador de las fallas en el ejercicio del control económico en su centro laboral, este hombre falsificó vales de recepción y entrega, alteró tarjetas de estiba y facilitó la extracción de productos bajo su custodia.

Aquel otro dejó al fin de echarle la culpa a su pobre suerte en el amor. Ahora piensa que debió dejarla ir, renunciar a la ceguera del alcohol y poner freno a la bestia que salió de sí mismo en la madrugada fatal.

Kcho en plena acción pictórica.

Esta tarde de domingo, junto a otros miembros de la población penal pinera y sus familiares, ellos, los tres, resisten el sol y abren el espíritu a la comprensión del arte. Hasta ellos llega la expedición, encabezada por Silvio Rodríguez, una manera de recordarles que la redención humana es un camino largo pero posible.

Lo que día a día los jefes, oficiales y combatientes encargados de las tareas de reeducación realizan para corregir conductas, enmendar faltas y empinar cuesta arriba a estos hombres hasta reinsertarlos en el orden social, adquiere durante más de dos horas otra dimensión mediante la entrega generosa y solidaria de este grupo de artistas.

Para los reclusos de El Guayabo, un centro en el que como todos los de su tipo en el país se cumplen rigurosamente los derechos humanos, cantaron Augusto Blanca, investido en su autoridad de legítimo juglar, y Silvio, quien calza cada tema suyo de contundentes razones poéticas. El trío villaclareño Trovarroco desplegó su proverbial virtuosismo instrumental, al igual que el cuarteto Sexto Sentido con sus voces. Carlos Ruiz de la Tejera colocó el humor en lo alto de la tarde y Eliades Ochoa aportó el imprescindible toque sonero.

El escritor Reynaldo González comentó algunos de los títulos de la colección de 200 donados a la biblioteca del penal por el Instituto Cubano del Libro: los cuentos de Chéjov y una novela de Mark Twain, la crónica de la Guerra Grande por Fernando Figueredo y los poemas del propio Silvio Rodríguez.

Esta vez la expedición recibió un refuerzo importante. Alexis Leyva Machado, Kcho, laureado artista pinero, trajo consigo a un grupo de colegas que se sumaron al mural ejecutado a ojos vista por los "expedicionarios" Ernesto Rancaño y Vicente Hernández. "Es un deber martiano colaborar en un proyecto como este que quiere ayudar a un cambio positivo en los seres humanos", comentó al ser interrogado por su iniciativa.

Javier Guerra, Sándor González, Julio César Peña, José Omar Torres, y los artistas locales Carlos Cabrera, Daniel Martínez, Ramón González Neuquén, Joel Leyva, Yenisel Dutil y Erick Fernández, con el aporte de los reclusos aficionados Mario Pantoja, Rafael Noriega, Hugo Domínguez, Juan Carlos Aguilar y Leonardo Fombernat se enfrascaron con una alegoría sobre el barco El Pinero, que llevó a tierra firme a los excarcelados combatientes del Moncada, y el golfo que une a las dos islas.

Kcho invitó también al cantautor Polito Ibáñez, quien desempolvó un magnífico tema suyo, Decoraciones; al cineasta Roberto Chile y al fotógrafo Iván Soca para que registraran testimonios visuales del evento; y al actor Luis Alberto García, quien debutó como documentalista con un espléndido trabajo sobre Eusebio Leal y ahora planea un material sobre la primera banda de música creada en un centro penitenciario.

La primera secretaria del Comité Municipal del Partido en la Isla de la Juventud, Elizabeth Cámara, puso en manos de Silvio la réplica de El Pinero. Con ella, símbolo de la gesta libertadora liderada por Fidel, las autoridades del lugar reconocen a quienes contribuyen de modo extraordinario a los fines de nuestra sociedad.

 

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